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Sistemas Estatales Anticorrupción deben realizar diagnósticos a fondo para funcionar bien

Por Staff Códice Informativo - 30/09/2019

Así lo indicó Jaime Hernández Colorado, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y del Colegio de México (COLMEX)

 Sistemas Estatales Anticorrupción deben realizar diagnósticos a fondo para funcionar bien

Foto: R. Romero

Para lograr un adecuado funcionamiento de los Sistemas Estatales Anticorrupción, y eventualmente del Sistema Nacional (SNA), es necesario que las entidades federativas elaboren un diagnóstico que permita conocer a fondo la situación en que se encuentran en los distintos ámbitos en la administración pública que pueden evitar que existan este tipo de actos, además de comprender que el problema debe atenderse desde distintas vertientes, que son las que le dan origen.

Jaime Hernández Colorado, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y del Colegio de México (COLMEX), sostuvo que es necesario que estos diagnósticos se realicen en los ámbitos de la rendición de cuentas, que van desde la gestión de los archivos, la gestión de información contable, de información pública en general, de presupuestación, monitoreo y evaluación, fiscalización, control interno, profesionalización y compras y obras públicas.

(Es necesario) tener la certeza de que, en materia de archivos, por ejemplo, existe algún avance, no existe ninguno o está plenamente desarrollado, para que podamos proponer acciones concretas para proponer eso que son los mínimos”, expuso.

Aunque la creación del SNA está encaminado a buscar una forma eficiente de atender al problema de la corrupción entendiéndolo como un problema público, multifactorial, de manifestaciones muy diversas y con diferentes aristas, su correcto funcionamiento no se ha dado porque no se ha entendido el concepto de corrupción de una manera adecuada.

El especialista explicó que hay dos visiones que entienden a la corrupción de manera distinta. Por un lado, está la llamada visión individualista, que ve a la corrupción como un problema de las personas, como un problema de individuos que, o son malos, tienen malos valores o tienen malos principios, pero todo reside en la corrupción interna de los individuos.

Esta idea individualista es equivocada por diversas razones, pero principalmente porque nos coloca frente a frente con un problema que parece que no tiene solución, porque si se nos dice que la corrupción tiene origen en las personas, entonces la solución que salta a la vista es que hay que cambiar a las personas, pero parece que no nos hemos dado cuenta de que la naturaleza humana es imposible de modificar”, declaró.

Con la visión anterior, sostuvo, surge un nuevo problema y es que si, si los valores están en el origen de la corrupción, “¿cómo hacemos para eliminar el problema? Vinculando las actitudes y comportamientos de las personas con nuevos valores, pero esos nuevos valores, ¿quién los determina? No podemos saber porque alguien nos tendrá que decir qué está bien y qué está mal. Entonces el estado se mete ya en la vida de las personas”.

La segunda es la visión burocrática del problema de la corrupción, que pone énfasis en considerarlo un problema desde el punto de vista de las reglas administrativas; es decir, que la corrupción solamente son aquellos actos que transgreden a las reglas de las administraciones.

Esta visión nos ofrece algunos problemas, y es que los actos de corrupción no necesariamente son delitos ni malas prácticas administrativas, puede ser que no estén tipificados en ningún lugar pero que entrañen hechos de corrupción”, dijo.

Otro de los problemas es la “gota de la ambulancia” que, entendiendo a la corrupción como un problema burocrático, también entendemos que la solución o la técnica para atajarla está determinada por esta “gota de la ambulancia”; es decir, por la ruta de las decisiones públicas cuando se transforman en documentos públicos y expedientes de archivos.

Esto quiere decir que, si no encontramos los elementos que determinen en esa ruta del papel que las decisiones que han llevado a actos de corrupción están vinculadas con un individuo en términos del diseño orgánico de la administración, entonces nunca vamos a castigar a ese individuo que probablemente sabemos todos que se ha beneficiado de un acto de corrupción, pero que no existe manera en términos de la regulación para hacerlo responsable. Si seguimos pensando que la corrupción se arregla desde la visión burocrática, nunca podremos fincar grandes responsabilidades porque, claramente, los corruptos no dejan los expedientes hechos para que uno, cuando pueda, los traslade a la instancia correspondiente tanto en materia penal como administrativa. Eso no sucede”, argumentó.


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