Aunque la mona se vista de Guardia Nacional, mona se queda…

Una de las instituciones que más confianza genera entre la ciudadanía es el Ejército, pues, en momentos de contingencia, su disciplina y abnegación son elementos fundamentales para la protección de los mexicanos.

A pesar de esto, Alejandro Ochoa, el todavía presidente municipal de Colón, solicitó, de manera ventajosa, acompañamiento de las Fuerzas Armadas para el reparto de alimentos a la población, sin embargo, parece que nadie les dijo a los mandos militares que el edil colonense anda en campaña.

El reparto que realiza Alejandro Ochoa es sin coordinación con los programas estatales o federales, utilizando recursos, de los cuales no está clara su procedencia, para realizar estos actos de “solidaridad”.

Lastimosamente el presidente municipal juega con la imagen de las Fuerzas Armadas convocándolas a participar en sus jornadas de promoción, y, fiel a su costumbre, hace una sobreexposición de la imagen del Ejército y de la Guardia Nacional para que puedan ser asociadas con su proyecto político, y, quizá, también para limpiarle la cara al rústico alcalde.

Reza el dicho que “se vale ser marrano, pero no trompudo”, y en este caso, Alejandro Ochoa se esta aprovechando de la buena voluntad de las Fuerzas Armadas, pues siempre están dispuestas, de buena fe, a servir al pueblo de México; por lo que la mezquindad y ambición político-electoral de Ochoa no puede jugar con el prestigio de una de las instituciones de más prestigio que tiene el pueblo de México.

“Por sus actos los conoceréis…” dice el viejo adagio, y al presidente municipal le antecede un historial penoso, mismo que cuenta con un rosario de observaciones parte de la entidad de fiscalización.