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El calzadismo y su extinción. Las claves de la derrota

Por Staff Códice Informativo - 09/06/2015

Francisco Domínguez será gobernador, ganando la contienda con la mayor ventaja desde 1997. El PRI queda prácticamente borrado del mapa

 El calzadismo y su extinción. Las claves de la derrota

Una vez superada la etapa de la resaca electoral, viene el momento de la reflexión. ¿Qué pasó y por qué pasó? serían las preguntas más pertinentes, pero al mismo tiempo las más difíciles de responder. Al final de cuentas, las previsiones de los expertos señalaban que estábamos frente a un proceso electoral que terminaría resolviéndose en los tribunales, y lo cierto es que la victoria se dio por el margen más amplio desde 1997.

Francisco Domínguez Servién será el próximo gobernador del estado de Querétaro. A estas horas es incontrovertible, y de hecho, el sistema lucha por mutar y adoptar la nueva realidad política de Querétaro. El discurso hegemónico del calzadismo se dirige hacia su extinción.

Mientras el jet set de la política queretana desempolva sus viejas corbatas azules, esperando ser llamados a cuentas, en Códice Informativo miramos hacia atrás y buscamos las claves que provocaron lo que hoy ya se califica como la debacle priista queretana.

En el resto del país, los resultados fueron más o menos positivos para el priismo. Se lleva cinco de las nueve gubernaturas disputadas, y mantiene mayoría en el Congreso. En Nuevo León fue derrotado por el independiente Jaime “Bronco” Rodríguez, un resultado que atendiendo las encuestas durante toda la contienda, era previsible. En Michoacán regresa el PRD, pero es normal considerando que Fausto Vallejo hizo un papelón en un gobierno que quedará en la infamia.

El problema fue Querétaro. En el estado donde gobierna el mejor gobernador del país, según encuestas, el PRI fue prácticamente borrado del mapa. Perdió el gobierno del estado, el gobierno de la capital, prácticamente toda la zona metropolitana, absolutamente toda la zona serrana, y apenas fue capaz de ganar tres de las 15 diputaciones de mayoría relativa. Pasará de tener 10 diputados –nueve originalmente más uno que absorbió- a cinco, como mucho.

Dos temas pudieron haber sido claves. La seguridad y el transporte público. En la seguridad, Querétaro efectivamente no ha entrado en escenarios de ingobernabilidad como en ciertas zonas de varios estados de la República, pero es innegable que la incidencia delictiva se ha disparado dramáticamente en la entidad. Entre 2009 y 2015, prácticamente al doble, como ya hemos reportado en una serie de ocasiones en Códice Informativo.

¿La respuesta institucional? Son hechos aislados, vienen de fuera, son delitos menores, y una serie de evasivas de manual contenidas en ese discurso hegemónico del calzadismo que ha construido más percepciones que realidades. La basura fue a terminar debajo de la alfombra y luego de unos años, la casa empezó a oler. Y feo.

El transporte público fue, por supuesto, clave en las definiciones. RedQ comenzó a construirse en el papel con Roberto Loyola en la Secretaría de Gobierno, y terminó consolidándose y siendo operado ya con Jorge López Portillo. El resultado ha sido poco más que desastroso.

Incapaz de doblegar las fuerzas sistémicas que por años han dominado el escenario del transporte público en Querétaro, el gobierno del estado intentó infructuosamente generar la misma percepción de perfección que con el tema de la seguridad. Quedando después evidente el fracaso, a la mitad del proceso evolutivo, se trató de manejar la idea de que el actual gobierno, al menos, se atrevió a resolver un añejo problema. No fue suficiente.

En ese escenario llegó el proceso electoral. Mientras el PAN arribaba con un sólido bloque comandado con Francisco Domínguez y flanqueado por Marcos Aguilar, el PRI depositó todo el peso sobre la figura de Roberto Loyola, acompañado tímidamente por un Manuel Pozo que nunca fue capaz de convertirse en factor.

Francisco y Marcos venían, ambos, de ganar dos elecciones seguidas. Roberto había logrado ganar una elección y anteriormente, fue recuperado del “archivero de la política”, en donde permaneció unos 15 años.

Ante las circunstancias, el PRI decidió acudir a la “guerra negra”, como le llamó el hoy virtual gobernador, para disminuir el potencial blanquiazul. Acusaciones de violación, ecocidio, asociación delictuosa y financiamiento ilegal llenaron el ambiente. Todo un drama político se construyó alrededor de la idea de una supuesta red de espionaje que alcanzó incluso a la cúpula del gobierno federal. Todo, con el tiempo, y poco a poco, se fue disipando.

Ya en plenas campañas electorales, el ataque arreció. Supuestos nexos con el narcotráfico, llamadas ilegalmente grabadas con conversaciones sospechosas, declaraciones sacadas de contexto, todo formó parte del momento. El exceso de ataques vacunó a sus víctimas y su efecto cada vez fue menor.

Con la elección a la vuelta de la esquina, “líderes de opinión” incluso tomaron abierta postura a favor del candidato oficial. Dudaron hasta de la sanidad mental de quien ahora saludan como el nuevo gobernador de Querétaro.

Así llegó el día de la elección. La jornada transcurrió más o menos en paz, con una serie de incidentes que complicaron el ambiente, pero sin ningún hecho que pudiera cambiar el rumbo del proceso. Los primeros datos favorecieron al candidato del PAN, ante la resistencia del oficialismo. Luego salió el PREP, y comenzó con el conteo de 53 votos, repartiendo 22 y 22 para azules y rojos. Así duró una hora ante el nerviosismo de todos y el fantasma de la elección de Estado rondando muchas cabezas. Después se actualizó y puso ligeramente arriba, con unos pocos votos, a Francisco Domínguez.

De ahí en más, gota a gota, el PREP fue contando más y más votos. Durante horas siguió avanzando, siempre con una tendencia: Francisco Domínguez jamás dejó la punta y su ventaja fue haciéndose mayor con cada actualización.

Así se hizo gobernador Francisco Domínguez.  La política es curiosa, pues el escenario previo a la elección mostraba una enorme paridad entre los candidatos. Tal vez se trató, una vez más, del juego de las percepciones, y es que al final ni Ignacio Loyola Vera, ni Francisco Garrido Patrón, ni el propio José Calzada Rovirosa ganaron con tanta holgura. Lo del domingo, sencillamente, no admite interpretaciones.

Ahora vienen tres meses de gracia. El actual gobierno cerrará su periodo, al tiempo que el nuevo gobierno comienza a tomar posesión del Palacio de la Corregidora. Tiene hasta el 1 de octubre para preparar todo.

Y porque la política es pensar en el futuro sin descuidar el presente, las próximas batallas ya tienen nombres y apellidos. Así como en 2009, en un recuadro debajo de la gran foto de “Ganó Calzada”, ya se perfilaba Francisco Domínguez, hoy los nombres de Marcos Aguilar y Mauricio Kuri observan el horizonte. Pero esa historia forma parte de otro libro que aún no se comienza a escribir.

 


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