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Cumbre de Premios Nobel conviertió a Mérida en una moderna Torre de Babel

Por Staff Códice Informativo - 22/09/2019

En la ciudad convergieron una amplia variedad de idiomas, desde el maya local hasta las lenguas de la India, pasando por español, inglés, francés, afrikáans y muchos otros

 Cumbre de Premios Nobel conviertió a Mérida en una moderna Torre de Babel

Foto: EFE

Mérida (México), 21 sep (EFE).- La “Ciudad de la Paz”, como se le conoce a Mérida por su ancestral tranquilidad, se convirtió en las últimas 48 horas en una Torre de Babel del siglo XXI.

Atuendos como túnicas, rebozos, así como saris y dhotis (ambos de la India), convirtieron con sus texturas y vivos colores los pasillos y los salones del Centro Internacional de Congresos en un caleidoscopio cultural en el marco de la XVII Cumbre Mundial de los Premios Nobel de la Paz.

La variedad de idiomas, desde el maya local hasta las lenguas de la India, pasando por español, inglés, francés, afrikáans y muchos otros, han hecho una mezcla diversa que todos saben encierra el mismo significado: paz y armonía.

Es el mismo lenguaje que durante estos dos días han hablado líderes que, por su congruencia en el decir y hacer en sus respectivos países y momentos, tuvieron la calidad moral para dirigirse, desde esta ciudad del estado de Yucatán, a todo el planeta.

Así, Rigoberta Menchú (Nobel de la Paz 1992), Juan Manuel Santos (2016), Lech Walesa (1983) y Frederik de Klerk (1993), entre otros laureados, orientaron y reflexionaron de sus experiencias en las que fueron víctimas, o bien impulsaron la igualdad y el equilibrio en sus naciones.

Todos coincidieron en la imposibilidad de lograr la paz de forma aislada, en lo necesario que es el apoyo global para terminar con entes o gobiernos opresivos y represivos, y en lo posible que es una sociedad pacífica aun con ideas diferentes.

Oyéndolos, miles de personas, entre ellas muchos jóvenes venidos de varios países y de todo México, tomaban apuntes y también aplaudían.

Conocedores de que en Yucatán está uno de los principales tesoros gastronómicos de México, los visitantes buscaron inmediatamente la “joya de la corona”, la cochinita pibil (carne de puerco marinada con especias, cocinada en hoja de plátano y horneada bajo la tierra).

Y la encontraron a unos pasos de ellos, no en un restaurante glamoroso sino en el sitio más tradicional: unos puestos callejeros frente al recinto de la cumbre, en la Avenida de los Cupules (pobladores de una región maya).

Allí pagaron 40 pesos (dos dólares estadounidenses), un 100 % más de su precio habitual, por el manjar servido en tacos y en tortas de pan francés, extendiendo un poco más “el agosto” de los “cochineros”, como se les llama en Yucatán a quienes preparan el platillo.

Así, el olor penetrante del achiote (especia local), con el intenso y lacrimógeno chile habanero (el más picante en América) inundó los salones de ese Centro de Congresos. EFE


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