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Querétaro, espejo de la Nación

Por Andrés González - 06/02/2016

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

Los “5 de Febrero” de cada año – y desde 1917 – la ciudad de Querétaro se convierte en el gran espejo en donde la […]

 Querétaro, espejo de la Nación

Los “5 de Febrero” de cada año – y desde 1917 – la ciudad de Querétaro se convierte en el gran espejo en donde la Nación se refleja; en la visión de sus instituciones al interior del histórico Teatro de la República; en la muy amplia, inquieta y nunca tranquila que también en esta fecha reflejan los grupos sociales de esta capital, de diversos estados de la república, del país mismo.

Y a un año de la primera centuria de la promulgación de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, este conmemoración – la de 2016 – no fue la excepción.

Adentro, la razón y visión oficial. Afuera, en las calles aledañas al histórico recinto, el bullicio de los grupos, el reclamo social, la expresión de la molestia por los excesos del poder, la impunidad o la injusticia.

Desde la noche anterior – a las 20 horas – el primer cuadro de la capital queretana había sido prácticamente secuestrado. Cerrado gran parte de Juárez, Corregidora, parte de Hidalgo, toda la calle de Ángela Peralta, los andadores de “16 de septiembre”, Libertad y “5 de Mayo”.

Con el enrejado desmontable se impedía el paso. Dique de manifestantes, muro al tránsito de todo ciudadano; molestia del vecindario.

Desde temprano, la ciudad se llena este viernes de ruidos, en las citadas calles, en su cielo. Son acá los camiones que ya se mueven, con soldados del Ejército Mexicano, con personal del Estado Mayor Presidencial, con el respaldo de los cuerpos de seguridad locales. Cubren no solo el río de las calles, sino las azoteas de las casas. Y los ruidos inconfundibles de las aspas de los helicópteros.

En los puntos cercanos a la Alameda Hidalgo y desde temprana hora, ya se mueven los grupos, los locales de Pablo González Loyola, los foráneos que dicen venir de Guerrero. Son algunos de los “ 43”, familiares, madres, padres o hermanos de los muertos de Ayotzinapa. Portan también aquí las conocidas cartulinas que han dado la vuelta al mundo, las caras de los muchachos seguramente masacrados. La molestia sigue en su gesto, la tristeza sigue bañando su rostro. Y los gritos por Corregidora y hasta los retenes, siguen creciendo ahora cerca del Poder…de un Poder que ni los ve ni los oye. O no sabe qué hacer.

Estas son parte de las razones del pueblo – como en el 17 del siglo pasado – cuando allá estas calles olían a pólvora, cuando hoy se empapan de injusticias.

Adentro, el cuello blanco impera. Las corbatas se diversifican.

Al centro del Teatro y en su estrado, tres personajes llevan corbata diferente, tal vez por primera vez en casi un siglo en este Teatro.

El Ejecutivo, representado por Enrique Peña Nieto, porta la generalizada camisa de cuello blanco, pero su corbata – por esta vez – es roja con azul (sic) y no azul con rojo. Jesús Zambrano, presidente de la cámara de diputados, amarillo con azul, en una expresa manifestación de las sorprendentes alianzas para este 2016; la de Roberto Gil Zuarth, presidente de la mesa directiva del Senado de la República, de inconfundible azul… igual – parecida – a la del queretano Francisco Domínguez Servién, el gobernador anfitrión.

En ese estrado, congregada la República. Al lado del Ejecutivo y el Legislativo, también el Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Luis María Aguilar Morales; 23 de los 32 gobernadores para sumar en total 35 personalidades.

Es la Constitución la que los une, la vigente. “Hoja de ruta” le llamó Enrique Peña Nieto… “para construir un México más seguro, más incluyente y equitativo, más competitivo y más próspero”.

Es pues, la visión oficial.

Fue el gobernador anfitrión, el queretano Francisco Domínguez Servién, el que abrió los discursos. Y arrió para Querétaro, para el Querétaro de hoy. Y a los asistentes de estos tres niveles de gobierno, también los ubicó.

“Estamos a un año de celebrar el primer siglo de la refundación de México. Pensemos en los siguientes cien. No hay mejor lugar para convocar a un gran esfuerzo nacional que aquí en Querétaro. No hay mejor momento que este…no hay liderazgo más valioso que el de las autoridades presentes en el Teatro de la República ni una generación más dispuesta que la nuestra”.

Cerraba Peña Nieto para incluir – cuantas veces puede lo hace – la visión de las reformas estructurales de este gobierno, “las que están ampliando los horizontes de desarrollo de nuestro país”.

Estas dos – la oficial una, la de la calle la otra – son las dos visiones del México de nuestros días.

Y Querétaro – de nuevo – espejo de la Nación.

Cómo en 1917.

Y se armó la revolución.

Andrés González

Periodista de toda la vida, egresado de la escuela Carlos Septién García, catedrático en la Universidad de Guanajuato, analista político en radio y prensa escrita, además de Premio Estatal de Periodismo en el 2000.


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