×

Busquedas Populares


×

Opinión



Secciones




¿Por qué querer empobrecer a los mexicanos?

Por Héctor Parra - 16/08/2019

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

La riqueza es asimétrica a la izquierda, aborrece la simetría de la superación, prefiere que todos sean pobres para que dependan del Estado benefactor

 ¿Por qué querer empobrecer a los mexicanos?

Foto: Archivo

A la izquierda suele no agradarle la riqueza, luego entonces no acepta a los ricos, a los empresarios, a los que tienen salarios bien remunerados, como lo establece la misma Constitución. La riqueza es asimétrica a la izquierda, aborrece la simetría de la superación, prefiere que todos sean pobres para que dependan del Estado benefactor.

Por eso el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha pugnado con insistencia para que bajen los salarios no solo en el sector burocrático federal; ahora va por que su propuesta cale en los estados y municipios. Su secretaria de la Función Pública, en algún momento, en conferencia mañanera exhortó a los empresarios para que se unieran a la campaña de austeridad y bajaran los altos salarios. Lo aberrante de lo absurdo de la política de la izquierda.

En esta semana volvió a la cargada, dijo que enviará iniciativa de ley para que su propuesta permee en las distintas esferas burocráticas. Olvida el pernicioso presidente que los Estados son libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, artículo 40 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; aunque López Obrador suele desconocer la Constitución y sus principios, aprovecha su ignorancia para violarla sin impunidad.

No podrá imponer su caprichosa voluntad. ¿Por qué querer que todos los mexicanos pierdan la aspiración a tener ingresos remuneradores? ¿Será acaso la misma ignorancia del presidente que le hace perder la objetividad? Parece que nada justifica la miope visión presidencial. Simplemente es parte de los principios de la izquierda que no extravía a pesar de haber perdido en los países que abusaron de esos regímenes políticos como la URSS o China, creyendo que los teóricos del comunismo tenían la razón ante los excesos de los zares y emperadores.

Los tiempos cambiaron, el libre albedrío responsable es la parte más importante del ser humano; estudiar, prepararse, luchar, trabajar para alcanzar mejores estadios de vida, así de simple y el Estado debe abrir las oportunidades para ello, no limitarlas, mucho menos cancelarlas y convertirse en un dique para las aspiraciones de sus gobernantes.

López Obrador pretende que el pueblo se alimente de su mano y no permitir que ese mismo pueblo sea el libre promotor de su crecimiento personal y del país. Cancelando, “capando” las aspiraciones de superación es decretar el empobrecimiento del pueblo, matar las aspiraciones populares.

En la práctica, en la jerga diaria de la política, vemos casos aberrantes como el de Baja California, en donde los políticos de todos los partidos se alían para vulnerar la Constitución y “cobrar” los favores. Así que no pueden estar seguros los estados con la tibieza y maleabilidad de los políticos en pro de las apetencias aberrantes del presidente de la República; más cuando tiene el “mazo por el mango”, como en el caso de Rosario Robles Berlanga.

El mismo Fiscal General se pliega a los caprichos del Presidente, es el “brazo golpeador” de la procuración de justicia a la orden de López Obrador. A la acumulación excesiva de poder que ha concentrado el presidente de la República, está pendiente el Poder Judicial de la Federación, quien se resiste con tibieza; Andrés Manuel no cesa en su intención de controlarlo, para así, imponer un Estado auténticamente autoritario.

Es un constante peligro. Por eso ha creado nuevas figuras administrativas en todos los Estados, para equilibrar el poder político y económico en favor del mismo Andrés Manuel; por eso quiere compras consolidadas de todo, de todo; el dinero es poder y control.

Por medio de convenios ha pretendido arrebatar a los gobiernos estatales la facultad de otorgar servicios de salud, entre otras cosas. Nada de ahorros, es el mero pretexto; el dinero lo quiere el gobierno federal para hacer del presupuesto lo que le venga en gana y distribuirlo caprichosamente, como hasta ahora. Hay ahorros multimillonarios a costa de la escasez de muchos bienes; hasta los campesinos se ha revelado por la falta de apoyos y así quiere un México con autosuficiencia alimentaria, lo cierto que lleva al país directo al fracaso absoluto.

Aunque el Presidente tenga otros datos, al país lo está desmoronando, destruyendo instituciones que costó muchos años crearlas y consolidarlas. Todo con un afán claro de concentración de poder, para poder hacer lo que le venga en gana y así lo está logrando día a día. A los medios de comunicación los trae “atolondrados” con informaciones falsas y prejuiciosas; o con información banal que únicamente sirve para entretener (a todos), como informar que no han entregado todos los libros de texto para primarias y secundarias o que hará llegar miles de cartillas morales para ser entregadas a maestros, pero que, en número rebasan a los maestros, lo que nos lleva inequívocamente a que serán entregadas a los alumnos y adoctrinarlos, ¡ya!

O aquella información que dio el lunes pasado, afirmando que los mexicanos literalmente “son felices” en su administración, ya no son malhumorados. Así entretiene a medios y periodistas. Mientras la banalidad no permite ver el fondo del fango en que ha ido metiendo a los mexicanos; gracias a su errática política, han bajado los empleos, bajó la producción, no hay inversión, aumenta la delincuencia, empresarios celosos y desconfiados prefieren no arriesgar, baja el precio del petróleo. Ante la falta de recursos económicos, irresponsablemente López Obrador empieza a gastar los ahorros que le dejaron en caja. Sigue la dilapidación de recursos públicos que solo se generan con trabajo. Pero el Presidente tiene otros datos.

A todo esto, resulta incomprensible la política del empobrecimiento, impulsar desde el mismo gobierno, que el “sabio pueblo” tenga salarios bajos; con el engaño de subir los topes de los salarios mínimos que no sirven para mantener decorosamente una familia.

Bien lo dijo una Magistrada queretana, ex candidata de Morena al gobierno de Querétaro, el problema no es que ella gane mucho, el problema es que los demás ganen poco, ese es el verdadero problema. Por eso insisto, López Obrador, impulsa la política del empobrecimiento, desalienta la superación personal promoviendo la baja de los salarios.

Quiere un pueblo pobre para manipularlo a su antojo con dádivas, para eso son sus “programas sociales”, basados en el obsequio dadivoso de dinero público, sin importar que no crezcan las finanzas del gobierno, ni los recursos económicos del pueblo. A todo esto, falta que los legisladores federales, los diputados para ser exactos, fijen, determinen con claridad, en verdad cuánto gana el Presidente de la República, sumando todos los beneficios colaterales que recibe su familia, como departamento gratuito, alimentos, transporte, teléfono, transporte, no pago de servicios, seguridad, etcétera.

La suma de todas las prerrogativas, superan en mucho los 108 mil pesos que dice recibir mensualmente el presidente de la República. Los diputados no quieren desnudar a López Obrador, sin embargo el mismo Andrés Manuel no se queda quieto e insiste en que nadie gane más que él, ni en los estados ni en municipios. El pueblo “jodido” es mucho más peligroso que un pueblo en bonanza, de continuar con esa política de empobrecimiento, el “tigre” se le puede soltar y darle un susto al Presidente de la República.

Héctor Parra


Otras notas



De nuestra red editorial