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Ortorexia

Por - 14/10/2016

El problema con ella está en que al ser una “obsesión“ por comer saludable, se convierte en un problema de salud tal como la adicción al ejercicio o la adicción al trabajo

 Ortorexia

La ortorexia consiste en una obsesión por el consumo de alimentos saludables.

El problema con ella está en que al ser una “obsesión“, se convierte en un problema de salud tal como la adicción al ejercicio o la adicción al trabajo.

La ortorexia empieza como un inocente intento de comer más saludable, pero el ortoréxico se vuelve obsesivo por qué y cuánto comer. La autoestima se eleva en demasía y con frecuencia, la persona afectada se llega a sentir superior al resto de su entorno.

La dieta del ortoréxico en realidad puede ser poco saludable y los problemas sociales se advierten con facilidad; ya que a menudo puede existir un aislamiento, y se planea su vida alrededor de la comida. De hecho se pierden la capacidad de comer de forma natural.

Existe una constante preocupación alimentaria y cuando se alejan de las reglas auto-impuestas, experimentan una culpabilidad franca.

A diferencia de otros trastornos alimentarios, las personas con ortorexia se enorgullecen y son muy abiertas acerca de sus reglas de alimentación.

Cuando progresa la ortorexia, es posible que las personas afectadas se tornen demacradamente desnutridos; porque muchos alimentos están fuera de su dieta, debido a sus normas estrictas.

La obesidad se ha convertido en una pandemia, estimulando así un sin número de dietas de moda que a menudo dan consejos no saludables, como dejar de comer grupos enteros de alimentos.

Los que padecen la ortorexia, frecuentemente tienen síntomas compatibles con el trastorno obsesivo-compulsivo y tienen una preocupación exagerada con los patrones de alimentación saludable.

Complicaciones

Los problemas que puede causar la ortorexia son:

* Superioridad: Como la persona tiene una norma auto-impuesta a comer puro y sano, la persona se reconoce a sí misma superior a las demás. Y esto afecta sus relaciones sociales.

* Desnutrición: Una selección limitada de alimentos “permitidos” le conducen a la restricción de la ingesta de calorías y con ello a diferentes grados de desnutrición. De hecho la ortorexia avanzada, puede suponer un peligro para la vida, por causar hiponatremia, acidosis metabólica y pancitopenia.

Diagnóstico

Para poder hacer la diferenciación entre la ortorexia y hábitos alimenticios saludables, se debe recordar que la clave de cualquier diagnóstico de enfermedad mental es que el trastorno cause una aflicción significativa. Por lo tanto, si una persona tiene hábitos de alimentación saludables que no están causando ningún problema, ya sea físico, social o emocional, entonces no es un trastorno alimentario.

Con el cuestionario del Dr. Bratman, se puede facilitar el diagnostico de la ortorexia:

* ¿Pasa más de tres horas al día pensando en su dieta?

* ¿Planea sus comidas con varios días de antelación?

* ¿Considera que el valor nutritivo de una comida es más importante que el placer que le aporta?

* ¿Ha disminuido la calidad de su vida a medida que aumentaba la calidad de su dieta?

* ¿Se ha vuelto usted más estricto consigo mismo en este tiempo?

* ¿Ha mejorado su autoestima alimentándose de forma sana?

* ¿Ha renunciado a comer alimentos que le gustaban para comer alimentos “buenos”?

* ¿Supone un problema su dieta a la hora de comer fuera, distanciándolo de su familia y sus amigos?

* ¿Se siente culpable cuando se salta su régimen?

* ¿Se siente en paz consigo mismo y cree que todo está bajo control cuando come de forma sana?

Si usted responde en 4 o 5 preguntas afirmativamente, valdrá la pena buscar ayuda profesional y así descartar o confirmar la posibilidad de sufrir el trastorno.

Tratamiento

Como la ortorexia no es un trastorno fácil de diagnosticar, porque la gente se esconde detrás del ideal de “comer bien”; es útil recordar que “comer normal” implica comer cuando se tiene hambre y dejar de comer cuando se está lleno y satisfecho. Es ser capaz de elegir los alimentos que le gustan y ser capaz de tomar placer en ello.

¡La alimentación normal es flexible!; tanto en la selección del alimento, como en respuesta al hambre, el entorno y sus sentimientos.


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