Nadie está a salvo
¿Qué pasaría si nuestra ciudad se convierte en un ejemplo de las ciudades resilientes al cambio climático? ¿Qué pasaría si nuestros parques o plazas se convierten temporalmente en espacios inundables o de recarga?
Por Diana García Cejudo
Profesora de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño, Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro. dgarciace@tec.mx
Twitter: @digarciac
¨Nadie está a salvo¨, así comienza un artículo publicado en el New York Times a raíz de las inundaciones en Alemania y Bélgica de hace algunas semanas. Este artículo que expone la vulnerabilidad de los países desarrollados ante el cambio climático que, a pesar de diversos planes y estrategias, las consecuencias y pérdidas son evidentes.
Ante esto me quedo pensando, ¿estamos a salvo? En un contexto como el nuestro, donde los retos son mayores, con pocos recursos (donde los fondos para enfrentar los desastres que han desaparecido), poca o limitada planeación y sobre todo una falta de visión a largo plazo, estamos expuestos a la deriva del futuro donde el clima será más extremo, tendremos mayor estrés hídrico, más inundaciones, más sequías y mayores retos para producir alimentos.
En una situación tan extrema es donde veo la oportunidad. ¿Qué pasaría si nuestra ciudad se convierte en un ejemplo de las ciudades resilientes al cambio climático? ¿Qué pasaría si nuestros parques o plazas se convierten temporalmente en espacios inundables o de recarga? ¿Qué pasaría si mitigamos el calentamiento causado por los pavimentos con pisos permeables o más verdes? ¿Qué pasaría si empezamos a ser conscientes de lo que consumimos, de lo que comemos, de lo que pensamos?
Así tengo la esperanza de que estamos a salvo y de que el mayor y mejor invento del humano, la ciudad, es el medio más efectivo para llevar mejor calidad de vida a muchos. Algunos dirían que suena bonito o que la ciudad ideal está muy lejos de ser real, pero en estos tiempos de tanta desesperanza te invito a soñar y a ser consciente de tu consumo y de tus acciones en el entorno, porque tu sueño y el mío pueden ser realidad si trabajamos juntos. Finalmente, no tenemos opción, tampoco tiempo, nos queda mucho por hacer.