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Mr. Waters y el señor Presidente

Por - 02/10/2016

En la canción ‘Mother’, Waters se pregunta si debemos confiar en el gobierno, mientras en la pantalla se veía la frase “Renuncia ya”. Ese fue el último paso que convirtió al concierto en un mitin político. Enseguida empezaron los gritos de “Fuera Peña, Fuera Peña”

 Mr. Waters y el señor Presidente

De las cenizas de revoluciones

‘Revolución’ era la palabra clave cuando Pink Floyd nació en la convulsa segunda mitad de los años sesenta.

Revolución de las conciencias, revolución sexual, revolución social, etc.

Hoy, medio siglo después, solo nos quedan cenizas de revoluciones, sin embargo, de esas cenizas surgió un reclamo contra el presidente de México, Enrique Peña Nieto.

En sus conciertos en México, realizados el 28 y 29 de septiembre y el 1 de octubre en el Zócalo, el cofundador de Pink Floyd envió un claro mensaje político: exigió se esclarezca lo ocurrido en Ayotzinapa hace dos años; el tradicional cerdo volador de sus shows traía un mensaje sobre ese mismo tema y los más de 28 mil mexicanos desaparecidos. Por si fuera poco, en el muro de mensajes del show pidió la renuncia del presidente. Para Roger Waters, rock sin mensaje crítico solo es solo melodía edulcorada.

 

Pink Floyd clásico

La historia musical de Pink Floyd la podemos dividir en tres periodos: Preclásico (1967-1972), Clásico (1973-1982) y Postclásico (1983-2014).

En la primera etapa, la figura dominante es Syd Barrett y su visión psicodélica. En la segunda, Roger Waters en el bajo hace mancuerna con el guitarrista David Gilmour para dirigir el grupo y, finalmente, tras la salida del bajista de la banda en 1985, es el periodo final de Pink Floyd.

Con esta perspectiva, los conciertos de Roger Waters en México fueron un viaje por el periodo clásico de Pink Floyd, que abarca los discos ‘Dark Side of the moon’ (1973), ‘Wish you were here’ (1975), ‘Animals’ (1977) y ‘The Wall’ (1979).

Del Pink Floyd preclásico apenas tres canciones y del posclásico, ni un solo tema.

 

El Lado Oscuro de la Luna

El 29 de septiembre, la noche era ligeramente lluviosa, como besos de Tláloc. A las 9 con dos minutos, las luces del Foro Sol se apagaron y el escenario se convirtió en un desolado pasaje lunar. El audio dejaba escuchar algo que simulaba ráfagas de viento que anticipaba que escucharíamos el ‘Dark Side of the moon’.

Así, por mas de diez minutos, una luna desértica era el prólogo del concierto que arrancó con los inconfundibles sonidos de ‘Speak to me’ para seguir con ‘Breathe’, esa oda a la desesperanza de envejecer y no encontrar sentido a la vida.

Después, un salto temporal para escuchar la psicodelia de ‘Set the controls for the heart of the sun’, del disco ‘A Saucerful Of Secrets’ de 1968 para seguir con ‘One of these days’ del ‘Meddle’ de 1971.

Luego, a conectarnos otra vez al lado oscuro de la luna con ‘Time’, otra oda al paso sinsentido del tiempo. Más piezas del ‘Dark Side’, entre ellas la clásica ‘Money’ para cerrar este primer bloque con ‘Fearless’ del ‘Meddle’, con todo y cánticos de fanáticos del Liverpool al final de la canción.

 

Ojalá estuvieras aquí

La segunda parte fue dedicada exclusivamente al disco de 1975 titulado ‘Wish you were here’. Desde el sublime solo de ‘Shine on you Crazy Diamond’, canción dedicada a Syd Barret, quien dejó la banda por enfermedad mental.

De ahí, pasamos por ‘Welcome to Machine’, ‘Have a Cigar’ hasta llegar a la melancólica canción ‘Ojalá que estuvieras aquí’. El Foro Sol se volvió un lamento de nostalgia.

 

Cerdos voladores

El escenario empieza a transformarse para convertirse en la fábrica que es la célebre portada del disco ‘Animals’ de 1977.

El álbum, compuesto por cinco canciones, nos pinta una visión orwelliana de la humanidad: cerdos, perros y borregos.

En ‘Pigs’, en el primer concierto, se soltó al cerdo volador con los mensajes sobre Ayotzinapa. Los asistentes al segundo concierto nos quedamos con ganas de verlo.

Durante el concierto, diversos mensajes se proyectaron sobre la enorme pantalla del escenario, entre los que sobresalió el de “Trump eres un pendejo”, que arrancó aplausos.

 

¿Mamá, debo confiar en el gobierno?

El cuarto acto correspondió a extractos de ‘The Wall’ (1979) y empezamos con ‘Happiest Days of our lifes’ y ‘Another brick in the wall’ para seguir con la demoledora ‘Mother’ y su pregunta sobre si debemos confiar en el gobierno, mientras en la pantalla se veía la frase “Renuncia ya”. Así, el concierto se convirtió en un mitin político y empezaron los gritos de “Fuera Peña, Fuera Peña”.

Tras preguntar si había paranoicos entre la audiencia, sonaron los acordes de ‘Run like Hell’. Para el cierre, Roger Waters ha seleccionado los cortes finales de ‘Dark Side of the Moon’: ‘Brain Damage’ y ‘Eclipse’. Y con ello da por terminado el concierto aparentemente…

 

Traigan a los chicos de vuelta a casa

Tras un mar de aplausos y peticiones de que se alargue el show, Roger Waters regresa al escenario y comienza un incendio político.

Aunque no domina el idioma, Waters lee una carta en español dirigida al señor presidente, en la que habla de los padres de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, para luego exigir al gobierno esclarezca ese crimen sin olvidar a los más de 28 mil desaparecidos en México. “Toda vida humana es sagrada, no solo la de sus amigos”.

Y remata con las advertencias de que las políticas del presidente han fracasado. Entre la audiencia empieza el pase de lista de los desaparecidos de Ayotzinapa y al llegar al 43, comienzan nuevamente los gritos de “Fuera Peña”.

“Escuche a su gente” dice Waters al presidente de México y le pide tirar el muro que divide a ricos y pobres.

Enseguida comienza la canción ‘Vera’ de The Wall, donde habla de un imposible encuentro tras la guerra. Pero algo falla en la guitarra y Roger tiene que pedir otra. Finalmente, tras preguntarnos qué habría sido de ‘Vera’ y el encuentro fallido, en un día soleado, comienza la marcial ‘Bring the boys back home’. Traigan a los chicos de vuelta a casa cantan 50 mil gargantas. La mejor referencia que pudo hacer Waters a Ayotzinapa.

Para cerrar, el clásico, ‘Comfortably Numb’ con su magistral solo de guitarra y Y la pirotecnia emergió del escenario como la sangre de Huitzilopochtli herido.

El concierto había terminado. El mitin político también. Pero Roger Waters mostró que el rock no es sólo música, es crítica política y social. Donde hubo fuego revolucionario, cenizas críticas quedan.


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