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Las improvisaciones cuestan mucho

Por Héctor Parra - 05/10/2019

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

5 meses de fracasos en materia de Seguridad Pública en la capital dieron como resultado la salida de Jesús Orta Martínez

 Las improvisaciones cuestan mucho

Foto: Tomada de internet

Para nadie fue desconocido que la experiencia de Jesús Orta Martínez, era nula en materia de Seguridad Pública y combate a la delincuencia, que su relación política con Marcelo Ebrard Causaubón, lo catapultó al delicado cargo burocrático equivocado.

Desde el 5 de diciembre pasado lo hicieron Secretario de Seguridad Ciudadana en la CDMX, por tratarse de la capital de la República Mexicana, requirió de la aprobación del inepto en esa misma materia, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador y por supuesto el nombramiento a cargo de la pelele de Claudia Sheinbaum.

5 meses de fracasos en materia de Seguridad Pública en la capital dieron como resultado la salida, sin mayores pretextos, de Jesús Orta, por asuntos personales. Si a la inexperiencia de Orta le sumamos las flacas ocurrencias de Sheinmbaum y López Obrador en materia de seguridad pública, las cosas se han agravado más en la CDMX, en agravio de los capitalinos. Los delincuentes han hecho de las suyas en terreno de nadie, terreno fértil para delinquir.

La primera torpeza en materia de Seguridad Pública, fue la eliminación del cuerpo de granaderos, bajo el supuesto de que se trataba de un grupo policial de represión, curiosamente lo pasaron por alto cuando el mismo López Obrador, fue Jefe de Gobierno en el Distrito Federal. Luego tuvieron que crear otros cuerpos de coadyuvancia en materia de “inteligencia y operatividad”.

Los tiempos y la política cambia, hoy el ridículo de la seguridad pública, son los abrazos y no balazos, mientras la inseguridad creció en esa enorme ciudad; después, esa misma política de seguridad pública implementada por el gobierno federal, seguida a pie juntillas por el gobierno de la CDMX, se aderezó con “fuchi, guacala” como estrategia para disuadir a los delincuentes, anunciada y publicitada por el mismo Presidente de la República, así como el apoyo de las “mamacitas y abuelitos para que regañen a los delincuentes”.

Así las cosas, el área de seguridad pública, función primordial de cualquier gobierno, ha estado a cargo de payasos ignorantes de la materia.

Echando un vistazo a la carrera profesional de Jesús Orta, no encontramos antecedentes en materia de seguridad, siempre su responsabilidad ha sido en el ámbito meramente administrativo.

La cuerda que rompió el lazo, fue la “seguridad” implementada para el 2 de octubre pasado, armar, por órdenes de la gobernadora de la CDMX, un cordón de seguridad a cargo de 12 mil burócratas, con camisetas blancas que los distinguieran como guerreros de la seguridad, con los emblemas de “2 de octubre no se olvida”, en el pecho; y “Cinturón de Paz”, por la espalda.

Así, de forma por demás irresponsable, delincuencial y sin atribución legal alguna, el gobierno de Claudia Sheinbaum, expuso a miles de burócratas en la marcha del 2 de octubre. Como era previsible aún para el más neófito en la materia, el “cordón de paz” sirvió para dos cosas; una, gastar casi un millón de pesos en la compra de las camisetas y, dos, para que muchos de los “guerreros de la paz” a la primera provocación de marchistas violentos, se quitaran la camiseta y pasaran desapercibidos, aunque muchos de ellos no lo lograron y fueron agredidos por la nefasta muchedumbre que delinque en el anonimato cubiertos del rostro.

El discurso de los vencidos, Sheinbaum y López Obrador, fue de triunfo al usar de escudo a humanos, civiles para hacer frente a la inseguridad y peligro que representan muchos de los manifestantes anarquistas, llamados malévola y despectivamente por el presidente de la República, como conservadores. Aquellos anunciaron que implementarán la misma medida en próximas ocasiones, con algunas correcciones.

Ante esta representación satírica y caricaturesca de lo que significa la seguridad pública en la capital de la República, Jesús Orta Martínez, lanzó la toalla en el encordado, no quiso saber más de los problemas delincuenciales de la CDMX, no quiso seguir siendo el bufón de los delincuentes.

El exfuncionario se curó en salud al inicio de su responsabilidad, anunciando que dejaría el cargo de no dar resultados, se tardó en hacerlo; cómo no hacerlo, cuando en su área, de por si la más delicada, meten mano otros inexpertos que juegan a la seguridad, la barbaridad de poner a ciudadanos como “cordón de seguridad” para contener a la muchedumbre, no tuvo nombre (madre), experimentos caricaturescos, que solo empeoran el de por sí estado de inseguridad en la que a diario viven los capitalinos. Pero la mediatización “apaga” los ridículos, dueños de la agenda mediática, al ridículo y la derrota, ellos la llaman “triunfo”. Vaya vergüenza de Claudia y Andrés Manuel.

Lo autorizado por Claudia Sheinbaum y consentido por Jesús Orta Martínez, de sacar a las calles a 12 mil burócratas para realizar actividades ajenas a su responsabilidad, es una cínica y artera falta administrativa, claro, también constituyó un delito.

Para evadir responsabilidad (antes no culparon y acusaron a los conservadores como los ideólogos del desastre), como lo acostumbran tanto López Obrador, como Claudia Sheinbaum, cínicamente advirtieron que fueron “voluntarios” los que asistieron, ninguno de los burócratas fue enviado en contra de su voluntad, solo “voluntarios”.

Cuando los “voluntarios”, fueron entrevistados, por supuesto que debían responder lo mismo (so pena de perder el empleo), otros más no respondieron a las preguntas de los reporteros.

Así están las cosas en materia de inseguridad en la CDMX, por eso los delincuentes se “mueren de risa”, las autoridades juegan a proteger a los desprotegidos ciudadanos de la Capital de la República, total aún continúan en la borrachera de su triunfo electoral ¿Hasta cuándo despertarán los irresponsables ebrios de poder?

Omar Hamid García Harfush, nuevo Secretario de Seguridad en la CDMX, sí cuenta con estudios y experiencia en materia de seguridad pública. No se sabe de sus éxitos, pero sí tiene carrera policial.

Lo interesante del caso, Omar viene de las filas de la Policía Federal, corporación siempre odiada, desprestigiada, vilipendiada y calificada de corrupta por el presidente de la República. Una más de tantas incongruencias de las autoridades del gobierno de la 4T.

Deseable cumpla bien su responsabilidad en beneficio de millones de capitalinos, solo esperemos le dejen manos libres y no le impongan “cinturones de seguridad”, tampoco “cinturones de paz”, para poder cumplir eficaz y eficientemente con su delicada responsabilidad, su objetivo será llevar a la eficiencia la seguridad pública, resolver con eficacia las enormes dificultades que representa el problema d la inseguridad, la que se ha incrementado en los últimos 10 meses.

En otro artículo comentaremos la renuncia del ministro de la SCJN, Eduardo Medina Mora, consentido de Fox, Calderón y Peña ¿Fue amenazado por el delincuente de López Obrador?

Héctor Parra


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