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La provocación detrás del informe

Por - 15/02/2017

La postura beligerante de Gilberto Herrera ya rompió los sindicatos universitarios y este jueves disfrazará un mitin político-electoral de informe anual con un desagradable olor a provocación

 La provocación detrás del informe

La comunidad universitaria de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) vive momentos difíciles. En la principal universidad pública del estado hay arrogancia y conductas fascistas que provienen, sobre todo, de quien la encabeza.

Es un acto de abierta provocación y bastante irracional, mañana jueves el Rector llevará a un espacio público al Consejo Universitario. La UAQ no necesita convocatorias para el culto de la personalidad de nadie para ser escuchada.

Se nota en esta convocatoria un ánimo electorero que resulta preocupante tan temprano en el partido. A finales de año se vendrá la renovación de la Rectoría y en esta ocasión, Gilberto Herrera no podrá reelegirse, pero la operación para la sucesión ya comenzó y será un primer paso para lo que parece pretender el Rector al irse a las calles: construir una posible candidatura.

Su beligerante postura ya le significó a la UAQ rupturas profundas al interior de sus sindicatos. No bastó con el pleito personal que tiene con Laura Leyva, lideresa del STEUAQ, sino que arrasó también en las últimas semanas con el SUPAUAQ, el sindicato de maestros, que había sido el que había mostrado cordura.

Las universidades públicas son plurales, abiertas, incluyentes, respetuosas y transparentes, y por ello resulta delicado el momento que vive la UAQ. Su Rector, Gilberto Herrera Ruiz, ha abierto más frentes en los últimos días que puentes de diálogo con su discurso sistemáticamente repartidor de culpas, opaco ante la verdad y ajeno a la demanda de los universitarios de apertura y transparencia. Nadie puede exigir afuera aquello que no es capaz de otorgar, y lo menos que se esperaría de un Rector que clama transparencia sería la congruencia.

Gilberto Herrera ha cambiado drásticamente su discurso, dejando a un lado la vida universitaria para dar paso a la queja constante, buscando la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio.

La comunidad de la UAQ ya resiente su falta de liderazgo y padece su incapacidad de llevar tranquilidad a los actores de la vida universitaria, y esto se siente incluso en su circulo más cercano, en donde empiezan a titubear en la acción al llamado del Rector. La UAQ es un crisol de pensamientos e intereses que ebullen hoy más que nunca ante el ejemplo de un Rector que juega a ser político. 

La decisión de Gilberto Herrera de confrontarse con los grupos disidentes en vez de escucharlos, y buscar cómo no cumplir con la ley ante escenarios que le son adversos, son actos que buscan la división universitaria. El Rector se muestra arrogante y descalifica todo aquello que no provenga de sus decisiones.

El cónclave de asesores que le habla al oído a Gilberto debería de informarle bien, y sobre todo enseñarle que la universidad lo que más valora son sus tradiciones. Pareciera que no ser universitario le está pasando factura al Rector.

Las instituciones no ganan credibilidad con discursos que llaman a la división, y la UAQ es y será la universidad de mayor trascendencia e importancia para la entidad, aun a pesar de la arrogante actitud de Gilberto Herrera quien pareciera ser adicto al conflicto.

La comunidad universitaria debe tener cuidado de no caer en la trampa de Gilberto Herrera, quien está llamado a una manifestación este 16 de febrero y no a un informe. “No hagas cosas buenas que parezcan malas”, dice un viejo adagio, que adaptado a la UAQ diría no te aproveches de los alumnos para iniciar una campaña política.

 

 


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