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Hillary ganó el segundo debate

Por - 10/10/2016

La secretaria Clinton debía mostrarse firme pero moderada

 Hillary ganó el segundo debate

He organizado y moderado debates. Incluso he sido debatiente. Y desde esa experiencia (personal y por tanto limitada) me parece que con claridad Hillary ganó el segundo debate. Se comportó con inteligencia, actuó con disciplina e hizo lo que debía hacer. Me explico.

Parto de la afirmación de que este segundo debate era para los indecisos. Y asumo que la mayoría de los indecisos son blancos anglosajones de ambos sexos (latinos y afroamericanos en su mayoría apoyan a Hillary) por tanto, tal era el público al que se dirigían los debatientes. No se trataba de mantener su base de fieles, que ya se encuentra asegurada, sino de pelear por quienes aún no han decidido su voto.

La secretaria Clinton debía mostrarse firme pero moderada. Así, usó de forma brillante referentes históricos (“hay musulmanes en EUA desde Washington”, o la referencia a Lincoln) culturales (la película “Lincoln” de Spielberg, buen uso de la cultura pop) constitucionales (“este país se fundó sobre la libertad de creencias”) y deportivos (Mohamed Ali) que le permitieron conectar con un amplio espectro de personas no decididas pero que se presumen racionales. Los que no decidirán su voto por la razón, ya lo han definido.

En este escenario, Trump llegaba marcado por el reciente escándalo de sus opiniones inadmisibles, que fuera de toda duda lo clasifican como misógino. Sólo había que apostarle a que se mostrara otra vez colérico, molesto con los moderadores, enojado con todo quien no piense o sea como él.

Y desde luego el hombre del pelo rubio y la tez naranja no defraudó. Se mostró justo como lo que es, y así sin duda sigue galvanizando su electorado; pero justo tal es mi punto: este debate no era para asegurar electores, sino para ganarlos.

Hillary no necesitaba acusar de misógino, racista y agresivo a Trump, sólo bastaba dejarlo comportarse como es para que sus disculpas sobre sus dichos fueran vacuas (su afirmación de que le cedía el turno para hablar a Hillary porque “es un caballero” es una de la frases más deschavetadas de la comicidad involuntaria que haya escuchado jamás) y se ratificara que es, con todos los títulos, racista y agresivo. Solamente tenía que dejar que se enredara con el ovillo de sus dichos, y así sucedió.

Hillary supo con claridad tres cosas: que su público eran blancos anglosajones de ambos sexos, que su mensaje era su experiencia, y que la forma de transmitirlo consistía en mostrar temple. Lo logró.

Postdata.

Usted puede sentirse desencantado, porque esperaba más dureza y denuncia de la candidata demócrata. Pero ella no buscaba el voto mexicano (no votaremos) o latino (ya lo tiene) sino otro tipo de voto, en función del cual construyó y ejecutó una brillante estrategia de debate.


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