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Gustos culpables

Por - 12/09/2016

Si me ves en la calle cantando “El sirenito” del maestro de Matamoros, me acojo a tu amplio criterio y espero no ser ni señalado ni grabado

 Gustos culpables

En estos días en que lo privado se vuelve público, la mejor manera de evitar el escarnio, es evidenciar los gustos culpables, de manera que nadie pueda sentirse sorprendido cuando nos vea tararear una canción de Maluma en el auto.

Hay quienes buscan esconder a toda costa pequeños detalles de su vida que, lejos de ser graves, pueden ser señalados por algunos como incorrección o falta social imperdonable. Cuidarse de todo y de todos, en estos tiempos en que la tecnología permite grabar a cualquiera en cualquier lugar, debe resultar agotador y al final de cuentas descorazonador. Si te graban el temor al “quemón” social, si no te graban, sufre uno la falta de relevancia. No hay forma de escapar.

¿No la hay? En realidad existe una. Hacer pública ostentación de lo que puede ser motivo de escándalo. Como Salvador Novo exhibiendo su homosexualidad en el México de los años 20, o el poeta francés (cuyo nombre no recuerdo) que mostraba públicamente su locura paseando con una langosta (cuando le preguntaban el por qué, el loco genial respondía “porque conoce los secretos del mar”) recuerde usted a Juan José Arreola en bicicleta con traje, capa y casco de ciclista.

Cuando se exhibe así lo que podría ser culpable, no se deja espacio al escarnio. Así que si bien soy una figura provinciana bastante menor, tomaré la medicina que recomiendo y divulgaré públicamente mis gustos culpables

1.- El café de McDonalds

2.- Las canciones de los Ángeles Negros

3.- El bloguero Galatzia

4.- La música de banjo

5.- La canción Jonnhy Reb

6.- Los sombreros

7.- Las boinas

8.- Rigo Tovar

9.- La ópera, aunque sean telenovelas cantadas

10.- Jonny Knoxville

Así que, estimado lector, si me ves en la calle cantando “El sirenito” del maestro de Matamoros, me acojo a tu amplio criterio y espero no ser ni señalado ni grabado para adquirir gloria en YouTube, gloria que ni busco ni quiero.


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