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Entretenidos hasta la muerte

Por - 26/09/2016

La ópera rock ‘Amused to death’ de Roger Waters tiene tres líneas críticas básicas: a la religión institucionalizada, a la guerra y al consumismo de la sociedad occidental

 Entretenidos hasta la muerte

Tras su separación de Pink Floyd, la historia le dio a Roger Waters, exbajista de dicha banda, la oportunidad de presentar ‘The Wall’ en Berlín, meses después de la caída del Muro de dicha ciudad.

En 1992, con la inercia de dicha presentación, Waters preparó un nuevo disco conceptual a la manera del ya mencionado ‘The Wall’.

Este disco fue el ‘Amused to death’ (Entretenido a muerte) y desde el arte de la portada define el concepto del disco: un mono ve la televisión y a través de ese reflejo cultural, se ve la esencia de la humanidad.

 

Divertirse hasta morir

‘Amused to death’ es el tercer álbum solista de Roger Waters y el título está inspirado en el libro ‘Amused ourselves to death’ de Neil Postman, publicado en 1991.

En el prefacio de la edición en español de dicha obra, la cual fue traducida “Divertirse hasta morir. El discurso público en la era del Show bussines”, tras advertir que Orwell en ‘1984’ y Huxley en ‘Un Mundo Feliz’ no comparten una misma idea del futuro, Postman señala: “Pero en la visión de Huxley no se requiere un Gran Hermano para privar a la gente de su autonomía, de su madurez y de su historia. Según él lo percibió, la gente llegará a amar su opresión y a adorar las tecnologías que anulen su capacidad de pensar”.

En el capítulo final de su obra, Postman dice: “Como en ninguna otra parte del mundo, Estados Unidos se ha esforzado por traer rápidamente a su fin la era de la lenta palabra impresa, brindando así a la televisión una soberanía plena sobre todas sus instituciones. Al introducir la era de la televisión, Estados Unidos ha dado al mundo la visión más clara posible del futuro huxleyano”.

 

Un mono mira la televisión

Inspirado en esta obra, Roger Waters realiza el disco ‘Amused to death’, en la cual, cuenta con la participación de grandes músicos, entre ellos el guitarrista Jeff Beck.

Además, otra inspiración del disco es la película ‘2001, una Odisea del Espacio’ de Stanley Kubrick. De allí la idea del mono que mira la televisión, a la manera del mono apilado sobre un montón de rocas, como en la escena inicial de Kubrick. Ese mono que descubre la tecnología con los huesos es la metáfora del hombre contemporáneo.

A lo largo de los 72 minutos con 43 segundos que dura el disco, siempre se escucha como ruido de fondo el sonido de un televisor, con diversos diálogos, diversas situaciones, las cuales van desde un niño que dice que no le interesa la guerra hasta sonidos emitidos por chimpancés.

Tres son los temas que toca Roger Waters en esta ópera rock: la religión, la guerra y el consumismo.

El disco abre con la canción instrumental ‘The ballad of Bill Hubbard’ en donde Jeff Beck luce su talento en las seis cuerdas.

Al igual que en el disco doble ‘The Wall’ de Pink Floyd, en donde las canciones estaban divididas en partes, como ‘Another Brick on the wall’, en ‘Amused to death’, Roger Waters vuelve a ese recurso y las canciones ‘What God Wants’ 1, 2 y 3 (Lo que Dios quiere), ‘Perfect Sense’ 1 y 2 (Sentido perfecto) y ‘Late home tonight’ 1 y 2 (Tarde en casa en la noche).

En las tres partes de ‘What God wants’, Roger Waters vuelve a cuestionar las religiones establecidas. En la primera parte dice: “Lo que Dios quiere Dios lo tiene. Dios quiere vudú. Dios quiere santuarios. Dios quiere leyes. Dios quiere crímenes organizados. Dios quiere cruzadas. Dios quiere guerras islámicas. Dios quiere buenos. Dios quiere malos”.

Después viene ‘Perfect Sense’, una canción antibélica en el mismo discurso que ‘The Wall’, nos describe lo que ve el mono en la televisión y los cuestionamientos sobre el comportamiento humano: “Y los alemanes mataron a los judíos. Y los judíos mataron a los árabes. Y los árabes mataron a los rehenes. Y ésas son las noticias. ¿A alguien le puede sorprender que el mono esté confundido?”

En la segunda parte de ‘Perfect sense’, Roger Waters canta: “¿No te das cuenta? Todo tiene un sentido perfecto. Expresado en dólares y centavos, Libras, chelines y peniques”, mientras que en el sonido del televisor de fondo se narra una jugada de un deporte indeterminado que luego parece transformarse en un ataque militar.

Como si fuera una sola pieza, seguimos con ‘The Bravery of being out of range’ para luego pausar con las dos partes de ‘Late Home tonight’.

En la segunda parte de ‘What God Wants’, Water nos dice qué es lo que realmente quiere Dios: “Dios quiere dólares, Dios quiere centavos, Dios quiere libras, chelines y peniques, Dios quiere florines, Dios quiere coronas, Dios quiere de francos suizos, Dios quiere francos franceses”.

Para la tercera parte de ‘What God Wants’ nos tranquiliza y nos dice: “No tengas miedo son solo negocios”.

En la última parte del disco, compuesta por ‘Watching Tv’, ‘Three Wishes’, ‘It’s a miracle’ y ‘Amused to death’, Waters se enfoca en la crítica a la sociedad de consumo y entretenimiento.

‘Watching Tv’, aunque tiene una tonada alegre, es una letra en donde recuerda a la masacre de estudiantes en la plaza de Tiananmén. Roger Waters se pregunta qué hicieron mientras estudiantes fueron asesinados. “Solo verlo en la tele”, se responde. Y se enfoca en una estudiante, “mi rosa amarilla”, le llama. “Ella es la hermana de todo el mundo. Ella es un símbolo de nuestro fracaso”, canta.

En ‘It’s a Miracle’ con un fondo de canción melancólica, Waters ironiza cómo la humanidad ha alcanzado grandes logros, como tener Pepsi en los Andes o un McDonalds en el Tibet o la invención del Ferrari o el Roll Royce. Dice sarcástico: “es un milagro, la raza humana se ha civilizado a sí misma”.

En ‘Amused to death’, viene el inevitable final de una especie que murió entretenida hasta la muerte y Waters canta que antropólogos alienígenas descubrirán nuestras sombras alrededor de la televisión y concluirán que estuvimos entretenidos hasta morir.

 

Trascendencia del ‘Amused to death’

Aunque es un disco poco conocido entre los fans de Pink Floyd, es quizá uno de los trabajos mas sólidos de Roger Waters, a la altura conceptual de ‘The Wall’ o ‘Dark Side of the Moon’.

En 2015, este disco fue remasterizado y su portada actualizada. Ahora no era un mono viendo la televisión, sino un niño viendo una enorme pantalla con un ojo que lo observa. Pese a que el disco se grabó hace 24 años, mantiene la vigencia de sus letras y ha sobrevivido pese a que la crítica al entretenimiento fue hecha en la era justo anterior a internet.

Ahora que Roger Waters viene a México a dar tres conciertos, no estaría de más escuchar este disco fundamental en la carrera solista de quien fuera bajista de Pink Floyd.


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