×

Busquedas Populares


×

Opinión



Secciones




Entre calaveritas y Halloween

Por - 03/11/2017

Para todas las sociedades, lo concerniente a la vida y la muerte, es objeto de ceremonia. Se celebra el inicio de la vida con los […]

 Entre calaveritas y Halloween

Para todas las sociedades, lo concerniente a la vida y la muerte, es objeto de ceremonia. Se celebra el inicio de la vida con los bautizos y con los velorios se despiden a los difuntos. Día de muertos y Halloween, representan no solo el encuentro con los antepasados sino también la celebración para compartir en familia, amigos, vecinos y con comunidades enteras.

Día de Muertos

Desde la época prehispánica, hace unos tres mil años, los indígenas rendían culto a la muerte y la concebían como una dualidad de la vida, parte del ciclo de la naturaleza. Se origina en la época de los indígenas de Mesoamérica (aztecas, mayas, purépechas, nahuas y totonacas), pueblos guerreros que conservaban los cráneos como trofeos y los mostraban durante los rituales simbolizando la muerte y el renacimiento.

Al llegar los españoles en el siglo 15, se aterraron ante estas prácticas paganas y movieron esta celebración a inicio de noviembre para que coincidiera con la festividad religiosa de Todos los Santos el 1º de noviembre. Así es como la “muerte” se fusionó con la religión católica dando origen al tradicional Día de Muertos. En estas fechas, los mexicanos celebramos a nuestros muertos acudiendo a los panteones para adornarlos con flores, y en nuestros hogares colocamos los altares, como dice Octavio Paz “para que las almas queridas abandonen el más allá y vaguen unos cuantos días por el mundo, visitando a su familia, su casa y a sus amigos” antes de llegar a su destino final.

Es una época de retornos: los vivos, que por diversas causas se ausentaron del tronco familiar, regresan para participar en los preparativos de la celebración. Vuelven las almas de los seres queridos a compartir los alimentos que les ofrecen con cariño, entonces, vivos y muertos se reúnen nuevamente. Y así, esta milenaria tradición se continúa manteniendo a través de los siglos.

Halloween

La noche del 31 de octubre, se celebra la Noche de brujas o Halloween, que tiene su origen, desde hace más de tres mil años, en un ritual pagano celta en honor al dios Samhain, señor de la muerte. Los celtas creían que la frontera entre los mundos de los vivos y de los muertos se volvía incierta en la noche antes del Año Nuevo.

Los pueblos guerreros que habitaban las zonas de Irlanda, Inglaterra, Escocia y Francia, creían que los espíritus de los muertos regresaban a la tierra; y para ahuyentar a esos malos espíritus, se vestían con cabezas y pieles de animales mientras que los sacerdotes realizaban sacrificios con fuego para celebrar el día de un modo más cristiano

El 1º de noviembre es el inicio del año celta -con la llegada del cristianismo se transformó en Todos los Santos- que era cuando empezaban los ciclos temporales, y principia el invierno (boreal). Como en otros festivales de año nuevo, en esta fecha los muertos volvían a estar entre los vivos.

Con la inmigración europea a los Estados Unidos, llegó la tradición de Halloween al continente americano, en donde se piensa en disfraces, maquillaje, fiesta, dulces y niños. La tradición indica que su celebración no siempre fue festiva y alegre, y que los ritos que se practicaban durante la noche tenían un carácter purificador y religioso.

El 31 de octubre y 2 de noviembre son fechas asociadas con los muertos, las almas en pena, las brujas y los hechizos. Estas características se deben a su cercanía con el día de los difuntos, que originó la iglesia católica y que se conmemora el 1º de noviembre. En algunos países se incluyen detalles lúdicos; en otros, está más cargado de contenido ritual o le dan un carácter más festivo.

Estas dos celebraciones, Día de Muertos y Halloween, son fiestas mezcla de cristianismo y paganismo en las que se recuerdan a los seres queridos que han muerto o se convive con los que siguen viviendo. En este sincretismo de un mundo globalizado, entre el “trick or treat” o el “me da mi calaverita”, yo prefiero ésta última. Da igual, lo importantes es la celebración en comunidad.


Otras notas



De nuestra red editorial