Entre Cachorros y cabras

“Maldición (Del lat. Maledictio, onis) Imprecación que se dirige contra alguien o contra algo, manifestando enojo y aversión hacia él o hacia ello, y muy particularmente deseo de que le venga algún daño”.

Cuenta la leyenda que el 6 de octubre de 1945, una cabra puso en entredicho el futuro de una de las franquicias más antiguas y emblemáticas del béisbol de las grandes ligas, los Cachorros de Chicago.

Ese día, los representantes de la llamada “ciudad del viento” disputaban en su hermoso estadio, el Wrigley Field, el cuarto partido de la serie mundial frente a los Tigres de Detroit, y eran ampliamente favoritos para alzarse con su primer título desde 1908.

Billy Sianis, un inmigrante griego dueño de la taberna “Billy’s Goat” se acercó a las puertas de ingreso al estadio en compañía de su cabra Murphy, la cual, no sólo era el emblema de su negocio, sino su amuleto personal. No obstante mostrar dos boletos, el acceso le fue impedido al tabernero y a su mascota.

Billy confiado en su amistad con el dueño del equipo de béisbol, se dirigió a él para solicitarle la entrada al parque de pelota, sin embargo, el propietario de los Cachorros afirmó: “Dejen entrar a Billy, pero no a la cabra, porque ésta apesta”.

Molesto ante lo que consideró una ofensa, Billy lanzó la siguiente advertencia: “Los Cachorros no ganarán nunca más la serie mundial, hasta que se le permita la entrada a la cabra al Wrigley Field”.

Han pasado 70 años desde la llamada “maldición de la cabra” y los Cachorros no solamente no han ganado una Serie Mundial, ni siquiera han accedido a ella.

Durante este tiempo, no han faltado las oportunidades para que los Cachorros lleguen al clásico de otoño, pero siempre, algo se interpone.

En 1969, los Cachorros se mantuvieron gran parte de la temporada en el primer lugar, pero fueron derrotados por los Mets en un encuentro clave, en el cual, de forma inverosímil un gato negro se paseó alrededor de la banca del equipo “maldito”.

En el arranque de la campaña de 1984, con el objetivo de conjurar la maldición y con el beneplácito de los dueños de los Cachorros, Sam Sianis, sobrino de Billy y para entonces propietario de la taberna, ingresó al Wrigley Field con una cabra y frente a una fanaticada exultante, declaró: “la maldición está levantada”. Ese año, el equipo de Chicago obtuvo su primer banderín divisional en cuatro décadas, pero se quedó a una victoria de la Serie Mundial.

Pero lo peor estaba por llegar. Corría el año 2003 y los Cachorros se encontraban a cinco outs de llegar a la Serie Mundial. El panorama no podía ser más afortunado, en la lomita Mark Prior se veía dominante y aventajaba a los Marlins 3-0 cuando un elevado de foul de rutina es seguido por el jardinero Moíses Alou, quien al colocar su guante para hacer el out, observa como la pelota le es arrebatada por un aficionado de su propio equipo, Steve Bartman, evitando así se concretará el segundo out de la entrada. A partir de este momento, el equipo de Chicago se desplomó y perdió ese y el subsecuente juego. En esa temporada, los Marlins de la Florida se coronarían campeones de las ligas mayores.

Atrapar la pelota le costó a Steve Bartman el repudio de toda una ciudad y acrecentó la creencia en la “maldición de la cabra”.

Los Cachorros regresarían a la postemporada en el año 2008, centenario de su último campeonato. Su estancia fue corta, fueron eliminados en tan sólo tres juegos por los Dodgers de los Ángeles.

El día de hoy 9 de octubre de 2015, los Cachorros tienen una nueva oportunidad. Con los brazos de Jake Arrieta y Jon Lester; los toletes de Krys Bryant y Anthony Rizzo; las piernas de Dexter Fowler y Sterling Castro y la dirección de Joe Maddon; prometen acabar con la maldición de la cabra y hacer efectivo el pronóstico de la segunda parte de “Volver al Futuro” que en 1989 los mencionaba como campeones de la serie mundial de este año.

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