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En el proceso interno que ya se calienta, el PRI se juega su existencia

Por Andrés González - 18/03/2019

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

En los meses que vienen, el Partido Revolucionario Institucional se enfrenta a su destino, no al inmediato, sino al que deberá tener frente a un […]

 En el proceso interno que ya se calienta, el PRI se juega su existencia

En los meses que vienen, el Partido Revolucionario Institucional se enfrenta a su destino, no al inmediato, sino al que deberá tener frente a un país que requiere autenticidad desde el gobierno para lo que resta del siglo; el que lave las repugnantes culpas que ahora le tienen manchado el rostro; el que, sin decirlo pero si en la práctica – porque ya no le creemos – borre todo indicio de corrupción y el que, en fin, se aparte de la maligna sombra que provocan los hilos de las mafias que lo quieren mover. Y no le dejan vivir, ni lo dejan ser.

Así y para la dirigencia que ya se gesta, no deberá estar ni oculta y mucho menos visible, la mano siniestra de su último líder, de Enrique Peña Nieto pero también librarse de toda contaminación del poder establecido, el del omnímodo que todo lo quiere – aunque lo niegue – de Andrés Manuel López Obrador.

Y por las aún enfermas venas de este partido, comienza a circular tímidamente el nuevo oxígeno de la urgente democracia del PRI, si es que quiere vivir.

A la vista, con cartas abiertas y sin que haya salido convocatoria alguna, dan la cara los que quieren ser, por lo que se anticipa que el camino será largo, sinuoso y deberá tener el necesario ingrediente de la buena fe y limpieza de un proceso, justo los que nunca ha exhibido este instituto político.

Se darán todavía y seguramente, amarres y desamarres entre los que por ahora están o bien la aparición de otras figuras que podrían buscar esta dirigencia.

Caminan ya en esta imaginaria, la licenciada Ivonne Ortega, la exgobernadora de Yucatán que no se pudo – o no la dejaron – trepar en el tren de la pasada sucesión presidencial; el Dr. José Narro Robles, también aspirante al mismo cargo y secretario de salud del anterior gobierno federal; el todavía gobernador de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas, “alito”, que ya ha anunciado que dejará el cargo para buscar la dirigencia nacional de este partido; Ulises Ernesto Ruiz Ortiz que desde hace ya buen tiempo recorre el país con esta propuesta, sin que se haya podido sacudir el mal sabor de boca que dejó como gobernador de su natal Oaxaca pero también está el potosino José Ramón Martel López, de amplia trayectoria política y quién recientemente fungiera como coordinador de asesores del candidato José Antonio Meade Kuribreña.

Todos – y eso está por verse – vienen con la intensión de volver el PRI a su auténtico dueño, que es el pueblo, comenzando con su militancia. Por eso este proceso interno será abierto y, conociéndoles las mañas, será el INE quién lo maneje. Tan contaminados andan que ni entre ellos – uyyy, menos – se tienen confianza.

Así y por la abierta sospecha de una integridad que no tiene, en este proceso interno el PRI comienza a jugarse su propia vida, a sabiendas de que si deja alguna duda de manoseo de este proceso, lo único que estarán logrando los priistas será acercar este cuerpo al lugar donde descanse. Y tal vez esta vez sea por siempre y para siempre.

El reto, de verdad, es enorme.

El mayor – considero – será el de buscar ser libre, ser auténticamente partido político, sin atadura alguna al poder, no al propio y cupular y menos al ajeno o establecido.

Olvidarse de la conseja cupular – la de los Salinas o los Peña Nieto – para regresar la decisión a la militancia, cada vez más escasa y exigente y no entregarse de ninguna manera, a las manos, no siempre limpias, del poder establecido, el de Andrés Manuel López Obrador. Por algo la actual dirigente, Claudia Ruiz Massieu, le pide, le exige al presidente, “manos fuera de este proceso” que es y debe ser, tal vez por primera vez, solo de los priistas. Y si les sale mal, tal vez también sea el último.

Pero ¿Sabe usted como se está ya moviendo en Querétaro el proselitismo para algunos que dicen quieren ser? ¿Cómo viene la intención de los líderes queretanos de opinión de este partido y cuál es el precio que le ponen a su proselitismo? ¿Cuántas y cómo se están dando las reuniones de los priistas queretanos, por ahora casi en la clandestinidad?

Y si uno de los valores primarios de la libertad es el individualismo, este implica que nadie obligue a otro a caminar por los intereses de terceros. Su decisión estará basada en el convencimiento personal.

Cada estado, cada región del país y cada militante, deberá exigir el respeto a su voto, el respeto a este proceso.

Y en eso andan también aquí en Querétaro.

Ya verá usted las que se están armando, porque, todos quieren gritar y demostrar que “estamos de pie, el PRI aún no ha muerto”.

De ellos – y de nadie más – depende que siga vivo.

Andrés González

Periodista de toda la vida, egresado de la escuela Carlos Septién García, catedrático en la Universidad de Guanajuato, analista político en radio y prensa escrita, además de Premio Estatal de Periodismo en el 2000.


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