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El viaje

Por Andrés González - 15/12/2017

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

Agrupados convenencieramente en tres coaliciones o “frentes” – como usted les quiera llamar – los partidos políticos todos dejaron desde hace buen tiempo, ideologías aparte

 El viaje

 

En la casa de todos – tal y como estaba previsto en el calendario electoral – el ruido se hace ensordecedor.

Son los precandidatos los que están ya en precampañas. Formulismos del lenguaje electoral.

Son candidatos y están ya en campaña.

Si bien faltan algunos ritos de partido por cumplirse – también exigencia de instancias electorales – de facto lo que oímos y vimos ayer, es la presencia de los partidos y sus ungidos, los que, en paquete de tres, están ya en contienda.

No habrá en este proceso ni cinco ni seis candidatos; ni mucho menos los nueve como son los partidos.

Agrupados convenencieramente en tres coaliciones o “frentes” – como usted les quiera llamar – los partidos políticos todos dejaron desde hace buen tiempo, ideologías aparte.

Es ahora la lucha desesperada, irreverente, del poder por el poder.

Nadie, hasta ahora, habla de un proyecto de Nación. Tal vez porque nadie lo tengamos claro.

Ellos – los tres – tienen, sí, la propuesta, pero nosotros los ciudadanos tenemos la decisión.

No son – y eso tengámoslo perfectamente claro – los dueños de México. Tampoco de la verdad porque está, siempre será relativa.

Y la oferta se inicia. Pronto, la vendimia estará a todo lo que da.

Y harán camino al andar.

El “viaje electoral”, el rápido viaje del tren electoral de menos de 200 días, ya arrancó.

Ahora, los garroteros de cada coalición, de cada “frente” atizarán la caldera a todo lo que da. Quieren que su maquinista sea el que llegue primero.

Y les buscan todos los calificativos posibles; les adornan con todos los dones y les buscan brinden, siempre, la mejor de sus sonrisas.

El arranque tuvo sus tiempos, diferenciados, conforme a usos y costumbres. Y claro, siempre sin trasgredir – al menos en apariencia – la ley.

Este proceso electoral que ahora vertiginoso camina, nos permitió ser testigos del “tapado más evidente” en la persona de Ricardo Anaya, que se asomó desde que estuvo modelando el “Frente”. Con toda la tolerancia de los organismos electorales en el uso y abuso de los spots de un partido y para una sola persona.

Y en eso, no atendió – o no quiso oír – la voz de nadie; no de los otros aspirantes que dejó en el camino, no de los gobernadores que de su partido le pedían que soltara el micrófono. Nunca lo hizo.

Por este proceso, también conocimos al “destapado más prolongado” en la persona de Andrés Manuel López Obrador, que se pareció en mucho, al “señor del Frente”, a Ricardo, por la promoción similar y unipersonal que hicieron. Tampoco ni tarjeta amarilla le mostró instancia electoral alguna.

Y finalmente, también este proceso nos mostró que, dentro del viejo ritual priista, seguido al pie dela letra y al más puro estilo del viejo y hegemónico partido, volvió a mostrar al “tapado mas corto” en la persona de José Antonio Meade.

El viaje ahora es de tres.

Los garroteros de cada tren, coludidos en coaliciones y frentes – antes les llamaban militantes – ven en su maquinista al más hábil, ducho e inteligente conductor. Quieren llenar el tren del mayor número de ciudadanos. Llegar primero a cada estación para recoger al mayor número posible de pasajeros.

Y ofrecen ese tren, su tren, como el más cómodo y atractivo para la difícil travesía que se aproxima.

Veamos mejor el destino y no tanto el viaje en sí, para distinguir con claridad que es – y quién – lo que más le conviene al país.

Andrés González

Periodista de toda la vida, egresado de la escuela Carlos Septién García, catedrático en la Universidad de Guanajuato, analista político en radio y prensa escrita, además de Premio Estatal de Periodismo en el 2000.


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