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El rastro del queretano Ricardo Anaya.

Por Andrés González - 07/09/2019

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

Ave de tempestades políticas fue, en el pasado proceso electoral, el joven queretano, panista, Ricardo Anaya Cortés. Ahora, su solo nombre y su posible aparición […]

 El rastro del queretano Ricardo Anaya.

Ave de tempestades políticas fue, en el pasado proceso electoral, el joven queretano, panista, Ricardo Anaya Cortés.

Ahora, su solo nombre y su posible aparición en el ring de la política nacional, en la local, en el de la cátedra universitaria, volvió a cimbrar y a inquietar a los políticos de ahora, a los de allá, del gobierno federal; a los de aquí, del estatal y de su partido, Acción Nacional.

Ricardo es un político hábil, ducho en el manejo de la palabra y sumamente ambicioso. Y su rastro reciente por la política nacional y local, aún no se borra.

Quiso ser presidente de su partido y con codazos, empujones y hasta traiciones, lo logró. Buscó ser candidato del PAN utilizando la plataforma de lanzamiento que se autoconstruyó en su propio partido. Y lo logró.

Nunca – desde acá afuera – entendimos realmente cuales fueron sus propuestas para mejorar este país. Estuvo tan ocupado en quitarse los golpes – de muerte política – que le lanzaron desde la entonces Procuraduría General de la República y que todos le atribuyeron a Enrique Peña Nieto, que se desentendió de Andrés Manuel López Obrador. Ya cuando quiso reaccionar este se les había colado en la preferencia del inconforme y molesto elector. Meade en realidad nunca le preocupó.

Y es que, según informes, este jueves aparecería Ricardo en la UNAM, concretamente en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, FCPyS donde impartiría un diplomado sobre “Política mexicana contemporánea: una mirada global”.

Sin embargo, a primera hora es que un grupo de presuntos estudiantes, encapuchados – entonces no lo eran – toman la facultad porque, consideraron, que “con ello se manifiesta la aceptación de la ultraderecha en nuestra Universidad” además de otros epítetos más radicales.

Eso fue por la mañana pero antes del mediodía, es que la propia FCPyS saca un boletín en donde puntualiza que “Ricardo Anaya no está programado para participar este viernes en dicho diplomado” e invita a los supuestos estudiantes a dialogar, esencia de la enseñanza universitaria.

Y se viralizaron las notas en torno a Ricardo, cuando ya a media semana, una nota del El Universal había anticipado que Ricardo “prepara su regreso a la política en activo en los próximos meses” y avisa de su presencia inmediata en la UNAM para el citado diplomado, tal como él mismo lo había anunciado en sus redes sociales.

Según esa nota, Ricardo buscaría este regreso por una doble vía, una federal a través de una diputación federal plurinominal y otra local, como posible candidato a la gubernatura del estado de Querétaro, su origen político.

Para la primera- considero – Ricardo no tendría mayor problema, más con el apoyo incondicional de su amigo Marko Cortés, presidente nacional del PAN. Ricardo cuando tenía ese mismo cargo, lo cobijó totalmente y lo encumbró como coordinador de la bancada panista en la Cámara de Diputados. Y de ahí saltó a la presidencia del partido, responsabilidad en la que está.

Pero Querétaro es otra circunstancia política en donde el poder local tiene otro origen.

Hará unos veinte días que coincidí con el gobernador Francisco Domínguez Servién en un tumultuoso evento realizado en Tequisquiapan. Era cuando apenas se comenzaba a oír sobre este regreso. Y le pregunté al gobernador de Querétaro.

“¿Cómo ve usted el posible regreso de Ricardo Anaya a la política nacional?”

“Yo no lo creo conveniente en él – me dice Pancho -. Está muy joven y tiene mucho por delante. No sería bueno por ahora, después de haber pasado una campaña nacional”.

Y no abundó más.

Fue una respuesta cifrada y estrictamente para aplicación local. La otra, la nacional, no está en sus alcances.

Sin embargo, el recién nombrado grupo de 90 Consejeros Estatales de Acción Nacional, según la voz autorizada de un experto en el tema, “Ricardo no se quedó tan descobijado, porque casi un 40 por ciento de sus afines entraron a este Consejo”.

La lista – de 90 – es demasiado larga para analizarlos uno por uno, pero si el experto me hace ese señalamiento, es porque mucho hay de cierto en esto.

Ricardo – que se sepa – no ha comenzado a operar políticamente aquí en Querétaro. Es más, ni siquiera se le ha visto por esta tierra, a sabiendas de que es zona minada panista de un grupo al que no pertenece.

Vamos a ver si los “radicales de la izquierda universitaria” lo dejan pasar y como lo tratan allá, porque aquí –considero – la tiene más difícil al interior de su partido. Y del ciudadano elector mejor ya ni hablamos.

Andrés González

Periodista de toda la vida, egresado de la escuela Carlos Septién García, catedrático en la Universidad de Guanajuato, analista político en radio y prensa escrita, además de Premio Estatal de Periodismo en el 2000.


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