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El juego que todos jugamos

Por - 01/09/2015

  El primero de septiembre inició la LXIII Legislatura del Congreso de la Unión y con ella un nuevo capítulo en la vida legislativa en […]

 El juego que todos jugamos

 

El primero de septiembre inició la LXIII Legislatura del Congreso de la Unión y con ella un nuevo capítulo en la vida legislativa en nuestro país. El primer periodo del primer año de sesiones para el caso concreto de los legisladores de la Cámara de Diputados podría asemejarse con el primer día de clases de cualquier estudiante del país, en donde los primeros días son cruciales para buscar ser parte de ese grupo distintivo de alumnos que dominarán la escena estudiantil al menos durante el año que está comenzando. Así pues, en el recinto de San Lázaro se encontrarán diputados inexpertos en el quehacer parlamentario con legisladores que cuentan con experiencias en congresos locales o, incluso, como diputados federales en otras legislaturas; se conformarán los grupos parlamentarios y conforme vayan corriendo los días, uno que otro cambiará de partido; otros pedirán licencia para ceder la curul a su diputado suplente; algunos otros comenzarán a buscar ser los coordinadores de sus correligionarios estatales, y otros más empezarán a candidatearse para alguna de las comisiones de la cámara baja. En cualquiera de los casos anteriores, el juego que comienza es el juego de las mayorías.

El juego de las mayorías en la Cámara de Diputados está inmerso en la vida legislativa al interior de los grupos parlamentarios, donde los legisladores buscarán sumar apoyos para obtener vice coordinaciones de grupo, coordinaciones estatales o candidaturas con miras a integrar o presidir las diferentes comisiones legislativas. Así como al momento de sumar mayorías en los acuerdos entre distintos grupos parlamentarios para designar a los presidentes de las comisiones, a los rectores de los órganos administrativos y en algunos casos también en la designación de los integrantes de los órganos de gobierno de la cámara baja.

Por ello no será de extrañarse que durante los primeros días del primer periodo la incertidumbre en torno a quienes serán designados en los puestos antes mencionados sea una tormenta de nombres mencionados conforme cada legislador y el grupo que lo respalde vayan ganando adeptos con relación al nombramiento que buscan. Esto no será necesariamente sinónimo de inexactitud en el manejo de la información, si no que como en todo juego existen diversos jugadores que se ponen a la delantera de forma momentánea para perder el liderazgo en la recta final.

Lo que sí es una realidad es que como en el juego de la matatena habrá que estar muy atentos para captar y vigilar a todos esos nombres que estarán en el ojo del huracán, ya que muchos de ellos aunque no logren el puesto que buscan en el recinto legislativo, no cejarán en su empeño por construir mayorías con otros legisladores o con grupos externos a la cámara para representar asuntos multisectoriales de muy diversas índoles y así no ser catalogados como diputados “levantadedos”.

El Corte

Dicen los que saben que el acuerdo por el que Jesús Zambrano logró llegar a la Presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados para el primer año legislativo, cuando en realidad esa posición le correspondía al PRI; tiene la mira puesta en el 2018. Se espera que conforme avance la legislatura una desbandada de diputados perredistas y otros tantos que quedaron sin partido cambiarán sus camisetas amarillas y apartidistas por unas más… MORENA’S. Si fuere el caso el PRD dejaría de ser la tercera fuerza política en la Cámara, cedería ese título al Movimiento Regeneración Nacional y con ello la posibilidad de presidir un año la Mesa Directiva ¿Sabe usted cuál? Ni más ni menos que el tercero, el del 2018, el mismo en el que serán las elecciones federales por la presidencia y pues -a decir de los que saben- en el PRI pensaron que sería mejor a ceder hoy la posición como acto de buena fe y sinónimo del compromiso para consensuar con todas las fuerzas políticas. Ajá.


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