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Diputados de Querétaro, la tragedia de su homofobia

Por - 10/02/2016

Desde finales de 2014, es decir, hace más de un año, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) falló a favor de los […]

 Diputados de Querétaro, la tragedia de su homofobia

Desde finales de 2014, es decir, hace más de un año, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) falló a favor de los matrimonios igualitarios, calificando como anticonstitucional el artículo 137 del Código Civil del estado de Querétaro, que considera como matrimonio solo la unión entre hombres y mujeres.

A partir de entonces, llevamos dos legislaturas, 50 diputados locales, una mayoría del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y una mayoría del Partido Acción Nacional (PAN), siete fuerzas políticas representadas, y absolutamente ningún resultado en la materia.

Los diputados queretanos de una u otra Legislatura, del color partidista que sea, han encontrado desde finales de 2014 y hasta ahora todas las excusas posibles para dilatar el tema y no someterlo a votación. Desde la creación de la famosa figura de las comisiones unidas, la celebración de mesas de trabajo a las que no iban los propios diputados, o el borrón y cuenta nueva con el cambio de Legislatura, lo cierto es que el diputado local, fiel representación del rancio y conservador queretano purista de antaño, no le quiere entrar al tema.

Les da asco, o tal vez pena, hablar de las relaciones homosexuales. De otra manera, no se explica cómo es posible que les tome más de un año analizar el cambiar dos palabras al Código Civil, basados simple y sencillamente en el fallo del máximo tribunal del país, el único que tiene la capacidad de interpretar la Constitución, esa que juraron defender cuando asumieron su cargo.

Este martes 9 de febrero, la LVIII Legislatura organizó un pequeño encuentro con Luis de la Barreda Solórzano, una de las voces más eminentes del país en materia de Derechos Humanos y justicia penal. El afamado académico presentó su libro “La sociedad mexicana y los Derechos Humanos”, que entre los múltiples tópicos que toca, está el de la postura de la sociedad mexicana hacia la homosexualidad.

Con la descripción de ese capítulo, Luis de la Barreda decidió cerrar su participación advirtiendo al público presente que le había resultado interesante dar cuenta de la postura homofóbica, arraigada en la cultura de los mexicanos, que revelaban los datos de la Encuesta Nacional de Derechos Humanos, Discriminación y Grupos Vulnerables, en los que está basada su obra, de donde se desprende uno de cada cuatro mexicanos estarían de acuerdo con que las muestras de cariño homosexual sean sancionadas penalmente. Así, como se sanciona el robo, las lesiones, el secuestro, el homicidio, y más.

Entre otros datos compartidos por el director del Programa de Derechos Humanos de la UNAM, están que casi la mitad de los encuestados sostienen que no tolerarían que su hijo manifestara su homosexualidad, o que cuatro de cada 10 personas no están de acuerdo con que se permitan los matrimonios entre personas del mismo sexo.

“Sería interesante preguntarle a estar personas ¿y a ti en qué te afecta? Si ellos quieren hacerlo, en qué te puede afectar. La respuesta hubiese sido ponen en riesgo a la familia tradicional. No. La familia tradicional sigue, bien o mal como hasta hoy; siguen los matrimonios heterosexuales. ¿En qué le puede afectar a la sociedad que dos personas del mismo sexo sean novios o se casen?”, expresó el académico.

Ya en la sesión de preguntas y respuestas, Luis Felipe Zamudio Burgos, activista social de COIVIHS y galardonado hace poco por la Legislatura de Querétaro con la medalla “Nelson Mandela, cuestionó a los diputados sobre por qué no han modificado el Código Civil para que este deje de violar la Constitución.

Ante esta postura, pidió la palabra Carmelita Zúñiga, diputada del PAN, famosa por haber sido, hasta ahora, la única presidenta municipal de Querétaro, cargo que asumió cuando Francisco Domínguez solicitó licencia para competir por el Senado de la República. Su mensaje es una síntesis de la tragedia que vivimos los queretanos al estar representados por personas terriblemente prejuiciosas.

“Usted da resultados de encuestas. Dice cuatro de 10 están en contra, cuatro de 10 en contra, hablando de la homofobia. Por un lado. Por otro lado… es una pregunta, no es tan fácil. Tenemos que tomar en cuenta la opinión de la gente, como representantes populares, tenemos que tomar la opinión de la gente. Para eso estamos aquí, decía un maestro, que para eso nos ponen aquí, para que nosotros sigamos como representantes qué es lo que estaban opinando los sectores de la sociedad”.

En vez de escandalizarle que uno de cuatro mexicanos pretenda que las muestras de cariño entre personas del mismo sexo en público sean castigadas ¡desde lo penal!, la diputada Carmelita Zúñiga pretende llevar esa criminal actitud a las leyes que nos rigen.

“Hablar de países adelantados, ¿no sería discriminación? Por otro lado, usted habló de conciencia y de principios éticos. Habló de demagogia. Y creo que los derechos humanos no deberían de convertirse en demagogia. Sería un fin y un medio. Es una cuestión ética”, remató, de manera literal, la diputada, quien agregó que por qué no podrían ellos, es decir quienes se oponen al matrimonio igualitario, decirle a la SCJN lo que piensan y no solamente acatar lo que determinó.

Esa misma criminal actitud es la que provoca, todos los días, que en países del medio oriente regidos por una imprecisa interpretación del islam, sean apedreadas mujeres por haber sido adulteras, o que personas homosexuales sean lanzadas de los balcones para morir desechos solo por tener una preferencia sexual distinta.

“Los grandes cambios de la historia de la humanidad los han logrado pequeñas minorías ilustradas. La gran revolución, la más importante de la humanidad, es la de los derechos humanos en el siglo XVIII, con una pequeña minoría. La gran mayoría del pueblo quiere se siga quemando a las brujas, quiere que se siga quemando a los herejes”, contestó Luis de la Barreda, dejando claro quiénes están del lado de la ilustración, y quienes, como Carmelita Zúñiga, están sumidos en el oscurantismo.

Es profundamente lamentable que luminarias del saber como Luis de la Barreda solo puedan ir de ciudad en ciudad difundiendo su mensaje lleno de conocimiento y ciencia, mientras que en lugares como Querétaro tengamos que lidiar con los prejuicios de personas como Carmelita Zúñiga, quien, de cualquier forma, es uno de los 25 votos que de aquí y hasta septiembre de 2018, decidirán qué se quita y qué se pone en las leyes queretanas.

La discriminación, por más arraigada y culturalmente difundida que esta sea, no es una actitud deseable en nuestra sociedad, y por supuesto que institucionalizarla en las leyes, como pretende Carmelita, es algo contra quienes ese puñado de ilustrados seguirán luchando. Mientras tanto, que la diputada siga preparando su leña verde.


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