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Cínico duelo de vanidades entre políticos

Por Héctor Parra - 25/09/2017

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

La etapa del proceso electoral lleva al “suicidio económico” a los políticos al verse obligados por la presión social a renunciar a una parte de […]

 Cínico duelo de vanidades entre políticos

La etapa del proceso electoral lleva al “suicidio económico” a los políticos al verse obligados por la presión social a renunciar a una parte de las prerrogativas económicas –cientos de millones de pesos- que reciben, disfrazándola de “donación” que darían en favor de miles de damnificados; donación de dinero que no es de ellos, pertenece al erario y este a su vez a la contribución fiscal.

Los políticos como Ricardo Anaya Cortés, dirigente nacional del PAN, piensa que la sociedad es desmemoriada; en la Legislatura federal pasada, la LXII, él fue uno de los promotores para que los partidos políticos recibieran enormes cantidades de dinero por medio de las prerrogativas. Ahora resulta que el señor propone, junto con su mini frente político, no solo la donación de ese dinero, va más allá, que los partidos ya no reciban prerrogativas en lo sucesivo ¿Cómo? ¿Por qué no lo hace su bancada en la Cámara de Diputados o en la de Senadores por medio de una iniciativa legal? ¡Claro que no! Se trata de la cínica vanidad política.

El mini partido de Movimiento Ciudadano, a través de su dueño y dirigente Dante Delgado Ranauro se suma a la propuesta; y el cada vez más escuálido PRD, también sugiere lo mismo por medio de Alejandra Barrales. Los partidos políticos que presionaron para la creación de una nueva Ley Electoral Nacional, en la que se concentrara el poder de funciones y poder en el INE, ahora reculan y proponen todo lo contrario, en cuanto a las prerrogativas se refiere. La presión social los obligó a ello.

El PRI, por medio de su dirigente Enrique Ochoa, no podía quedarse atrás con la propuesta de la donación de dinero público que no les pertenece. Los dirigentes de los demás partidos hacen lo mismo. El presidente del Consejo General, Lorenzo Córdova, mientras tanto, busca la fórmula administrativa y no legal para evadir tanto a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, como a la misma Ley Nacional de Instituciones y Procedimiento Electorales, así como a su acuerdo de distribución de las prerrogativas, por aquello de la obligación de dar y recibir el dinero de los contribuyentes para que se lo apropien los partidos políticos.

La sociedad civil hizo la propuesta de donación dada la desvergonzada y ofensiva cantidad de dinero que recibirán los partidos políticos por medio de prerrogativas, más de 7 mil millones de pesos para el año venidero; propuesta que por medio directo y de redes sociales recibió el apoyo de miles de ciudadanos. Por eso no les quedó de otra más que aceptar la donación de una parte de esos recursos. Ahora discuten si el dinero es de los recursos de este año o del 2018.

Andrés Manuel López no podía quedarse fuera de la jugada. Él inició con la peregrina idea de donar el dinero; a pesar de que no dio la solución del cómo; no, no lo hizo así. Por lo que se consideraba una burla dada la prohibición legal y constitucional. Ahora se jacta y se burla de sus oponentes al restregarles en su cara recordándoles que él fue el iniciador de la propuesta y calificar socarronamente a los otros como “copiones”. El duelo de vanidades con el uso del dinero público. Hasta ahora ninguno de los políticos en duelo ha ofrecido ayudar a los damnificados con dinero de sus bolsillos; ofrecen dar dinero público que no les pertenece.

Las propuestas ciudadanas se van al extremo del anarquismo al sugerir que no deba haber campañas el próximo año, lo cual resulta una verdadera locura en un estado democrático ¿Se imagina usted lo que sucedería? ¡Nos quedamos sin Estado! Por supuesto. El Estado se conforma por medio de tres elementos fundamentales: territorio, población y autoridades que gobiernen en un régimen de derecho. Luego entonces si no hubiese elecciones el año venidero, como lo proponen algunos desquiciados, al término del periodo para el cual fueron electos los que hoy nos gobiernan, México se quedarían sin los Poderes Ejecutivo y Legislativo, al no haber elecciones para renovar democráticamente esos poderes públicos. Esas impertinencias no proceden.

Total que dentro del duelo de vanidades ahora cada parte que participa se desgarra las vestiduras para anotarse el gol, sí, el triunfo de donar dinero público en beneficio de los damnificados. Esta situación lleva la pretensión de ganarse la simpatía de millones de mexicanos ahora que estamos en pleno proceso electoral. Sin embargo, lo cierto es que ninguno saldrá ganando debido a que, la misma sociedad ya está cansada de tanto abuso de los políticos, de que estos hagan lo que quieran y no les pase nada; de esos políticos que disfrutan del poder público -que son todos- unos más y otros menos, pero todos participan en la repartición de los dineros públicos y de los favores que derivan del ejercicio del poder.

Los mexicanos están hartos de ellos, de tal manera que el único ganador será el pueblo al ver que ha logrado un verdadero triunfo: obligar a los partidos a que regresen parte del dinero que no es de ellos y se lo apropian descaradamente por medio de leyes draconianas y abusivas que ellos mismos aprueban en su beneficio. De seguir unida la sociedad civil, en lo sucesivo mucho se podrá lograr para empezar a poner orden en la anarquía impuesta por los mismos políticos que nos gobiernan.

La sociedad debe estar muy atenta y no equivocarse al momento de elegir en las próximas elecciones del 2018, a las mujeres y hombres que en verdad garanticen capacidad en el desempeño de su responsabilidad, honestidad, ética y con un gran deseo de cambiar muchas cosas que hoy son nido de la corrupción, tiempo propicio para erradicar a todos aquellos que se han enquistado en el poder. Es el momento del ciudadano y el político debe entenderlo así. En la guerra de vanidades todos los contendientes saldrán perdiendo.

Héctor Parra


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