C.C.P Renato Sales Heredia

RENATO SALES HEREDIA

COMISIONADO NACIONAL DE SEGURIDAD

Aquel 8 de noviembre de 2016 los mexicanos sentimos miedo cuando Donald Trump se convirtió en el ganador de las elecciones en Estados Unidos, transformándose en pánico cuando ese discurso antimexicano se iba reflejando en acciones. Hoy nuestros temores son otros siendo para muchos verdaderas pesadillas.

A pesar de las bajas expectativas sobre el desempeño de la economía mexicana generadas por las amenazas de Trump, las aguas empezaron a calmarse ante un ejecutivo que ha tenido un contrapeso en los otros dos poderes, que han frenado los ímpetus de un Presidente que no encuentra cuadratura a la dinámica y los intereses en Washington.

México sorpresivamente esta mostrando este un crecimiento del PIB 2.75 anualizado en el primer trimestre, cifras históricas en la generación de empleos y un consumo interno que está superando las expectativas.

Pero al margen de este momentaneo alivio en la economía, surge un gran nubarrón que cubre prácticamente todo el país, la inseguridad disparada a sus máximos niveles de expresión e impunidad.

A lo largo del territorio la delincuencia hace de las suyas, haciendo evidente su poder y capacidades de operación, imponiéndose sobre instituciones. Igual sucede un terrible ataque en la carretera México – Puebla donde matan a un menor de dos años y abusan sexualmente de dos mujeres, que roba ductos ejecutando a militares en Puebla y con presencia también en Guanajuato, Tabasco, Oaxaca, Veracruz e Hidalgo entre otros, o el crimen organizado haciéndose sentir en destinos turísticos que hasta hace unos meses eran considerados seguros como Los Cabos, Cancún y Playa del Carmen, así como asaltos a mano armada en carriles centrales del Periférico o en el Arco Norte de bandas que operan desde el aeropuerto de la Ciudad de México identificando a familias que vienen llegando de viaje.

Un importante número de penales están hoy controlados por los internos, en complicidad con la “autoridad”, quizá por plata o quizá por temor al plomo, lo que tergiversa su esencia de centros de readaptación convirtiéndolos oficinas alternas para la comisión de delitos.

De acuerdo con datos de Semáforo Delictivo, en todo el país los homicidios dolosos aumentaron 29%, las extorsiones 30%, secuestro 18% y robo a negocio 47%, el peor año en el rubro de seguridad desde 2011 según ese estudio.

A la vez, las organizaciones se diversifican y operan con dinero producto en parte de los ingresos del trasiego de marihuana, que hoy es legal en varios estados de la Unión Americana, sin embargo los legisladores se resisten a su legalización para uso lúdico.

Muchos han levantado la mano para hacerse cargo de este país a partir de 2018, pero nadie parece tener una idea clara de cómo combatir este delicado tema que es hoy el verdadero miedo de los mexicanos, saber si sus hijos están seguros en la calle, si llegarán a salvo a su destino viajando por las carreteras, si podrán abrir sus negocios sin cobros de piso, si podrán disfrutar su prosperidad sin ser víctimas del secuestro, o si seguirán aumentando los costos de la seguridad privada porque ni los municipios ni los estado pueden proveerla.

Este es sin duda Don Renato el gran miedo que tenemos los mexicanos, nuestros demonios internos, quedando muy por detrás aquél del norte que tanto temor nos infundió.