C.C.P María Ámparo Casar

C.C.P. MARÍA AMPARO CASAR

MEXICANOS CONTRA LA CORRUPCIÓN

¿Es la 3 de 3 un acto de fe o un elemento objetivo que permite determinar si un funcionario ha generado o no un patrimonio más allá de sus ingresos totales? Comienzo con esta pregunta porque en las últimas semanas las declaraciones de bienes, impuestos y conflicto de interés, se han convertido en una ventilada de funcionarios sujeta a críticas y ataques sin ton ni son, dejando de lado cualquier valoración objetiva del contenido de las mismas.

Pareciera que todas la bondades de esta extraordinaria idea, que comenzó por ser voluntaria para que los candidatos presentaran su 3 de 3, se está volviendo un verdadero pitorreo, sujeto no al análisis de lo presentado y la posibilidad de ser verificado, sino que es blanco principalmente de ataques subjetivos.

Hace tiempo que en México hay elementos objetivos para poder detectar las prácticas de corrupción, basta remitirnos a la existencia de las declaraciones patrimoniales tanto de inicio, anuales y finales que tiene que rendir cualquier funcionario en México, así como la declaración fiscal que todos los contribuyentes tenemos que hacer. Que ha existido siempre la incompatibilidad de que las contralorías sancionen a sus propios jefes y que los órganos de procuración de justicia no sean autónomos, es una cosa, otra es que no haya habido instrumentos jurídicos para combatir una práctica que esta desbordada y que es en muchos casos desafortunadamente la única razón por la que un profesionista se interesa en trabajar en el gobierno, el ingreso variable y no el fijo.

Está claro que lo que se buscaba con la ley 3 de 3, entre otras cosas, era la publicidad de las mismas, lo cual abona a la transparencia, pero por sí misma no genera un elemento adicional para que quienes debieran procurar la justicia o la honestidad hagan mejor su trabajo, los elementos siempre los tuvieron a la mano, ahora será cosa de ver si las instituciones del nuevo Sistema Nacional Anticorrupción serán eficientes para vigilar y sancionar.

¿Qué esperan los ciudadanos de la 3 de 3? Primero habrá que evitar la confusión de que el hecho de presentar estas declaraciones significa, por si mismas, algo con respecto a la honestidad o no de un candidato o funcionario. Una persona que declare tener pocos bienes o no tener conflicto de intereses, puede en realidad tenerlos, pero hay que demostrarlo con datos duros no con twitts. De la misma manera quien presente una declaración con muchos bienes podría ser acribillado por medios y población, sin tomar en cuenta si su haber patrimonial responde a ingresos lícitos, dentro y fuera de la política. Mentir en la declaración, además de ser penado, podría ser la tumba política de quienes pretenden tener menos de lo que en realidad poseen, bajo esa lógica quien tuviera más de lo que dice corre el riesgo de que se demuestre lo contrario, pero no debe ser con insinuaciones o lanzamientos de acusaciones sin fundamentos en redes sociales o medios.

Así el deporte hoy es dudar de las declaraciones presentadas por los políticos, convirtiéndolas en actos de fe, creo o no creo, pero no en elementos objetivos, dejando a un lado un principio básico del derecho, el que acusa tiene la carga de la prueba.