AMLO se salió con la suya: Ensució el proceso electoral
El presidente López Obrador, no se cansó de violar la Constitución, quebrantando los principios de equidad e igualdad que le obliga. Usó recursos públicos ilegalmente […]
El presidente López Obrador, no se cansó de violar la Constitución, quebrantando los principios de equidad e igualdad que le obliga. Usó recursos públicos ilegalmente para beneficiar a su candidata y a su partido político.
Fue sancionado en múltiples ocasiones por las autoridades electorales y no le importó, siguió su campaña electoral y política para beneficiar a su proyecto de transformación.
Terminó siendo un candidato sin partido, sin registro, pero con el inmenso poder que le da la Presidencia de la República; influyó para apuntalar a su gris candidata. Utilizó su influencia política, por demás enfermiza, para imponer y crear su “Maximato” que parecía haber desaparecido en la memoria de los políticos y solo permanecía en los libros de historia. Pues no, AMLO hace hasta lo imposible por trascender.
López Obrador, además, pretende quedar impune por la serie de ilícitos que ha cometido. Él sí tendría que pisar l cárcel -o salir huyendo del país-; existen demasiadas pruebas, evidencia que lo inculpan como coparticipe en muchos delitos. De ahí su exasperación para que gane su proyecto, la continuidad de los destrozos.
El presidente López consiguió adoctrinar a millones de incautos quienes hoy creen a pie juntillas todas sus mentiras sobre la transformación en “beneficio de los más pobres” y lo defienden sin el menor razonamiento.
AMLO consiguió dividir a las y los mexicanos entre malos y buenos. Todo aquel que piense como él, es bueno; el resto es malo. En la realidad, son muchos millones más lo que están del lado correcto, entiéndase los del “bando de los buenos”. Aquel, sin embargo, hace creer lo contrario por medio de su retórica y reproducción de mentiras en los medios de comunicación pagados -en el buen sentido-, cobran por difundir las conferencias del presidente y ello conlleva la difusión de las mentiras que parecen verdades, dado que no se molestan en desmentir, salvo los comentaristas o columnistas libres. Las primeras planas de los medios de comunicación nacionales se han dado a la tarea de difundir cerca de 200 mil mentiras en lo que va del sexenio.
Así el eterno candidato logró colarse en la contienda electoral. Al igual que con actos eminentemente de gobierno que difunde para dividir, como varias iniciativas de ley populistas que también confrontan, habiendo sido tema político electoral durante todo el proceso; en muchos casos dejaron a un lado la difusión de las actividades de los candidatos que sí están en la competencia electoral.
Fue tal la impertinencia e intromisión enfermiza de López Obrador, que, según su torcida mentalidad, afirmó que la elección del 2 de junio, no sería una elección constitucional, sino un referéndum de su gobierno. La oposición y las autoridades electorales terminaron dándose por vencidos; los últimos actos intromisorios que también son ilegales, ya no los impugnaron.
Todos los contendientes ocupados en las estrategias político electorales. El INE con la enorme responsabilidad de dar certeza y confianza en los resultados electorales, en la contratación, elaboración y distribución del material electoral en los 300 distritos; la integración de las mesas directivas de casilla tuvo muchas dificultades. Problemas con el personal operativo y directivo. Así que, AMLO volvió a encontrar tierra fértil para continuar con sus pillerías.
Los asesinatos de aspirantes hasta el final del proceso electoral tensaron a todos, menos a López que culpa al pasado de sus ineptitudes en materia de seguridad pública. El incapaz de siempre.
La tensión continúa, a la espera de que el presidente no siga ensuciando lo último del proceso electoral; falta la jornada electoral, el cómputo final y declaratoria de validez de la elección.
Ya me imaginó cuando pierdan la elección su candidata, su proyecto y el Congreso de la Unión. No solo montará en cólera al borde de la locura -que ya lo está-, hará hasta lo imposible por anular las elecciones. Su “plan C”, ese queda pendiente.
Por ello es fundamentalmente importante que la sociedad, el electorado, acuda en “Marea Rosa” y llene las urnas con votos en favor de la candidata de oposición.
Si la diferencia de votos entre la candidata perdedora del oficialismo y la ganadora de la oposición es mínima, López Obrador hará un mega escándalo, en grado superlativo al que generó en la elección del 2006; desde entonces se agudizó el trauma en el perdidoso y no perdona a Felipe Calderón.
Héctor Parra Rodríguez