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AMLO, manipulador y mentiroso

Por Héctor Parra - 04/05/2020

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

No es casual que Andrés Manuel López Obrador, desvíe recursos públicos de donde puede para nutrir a sus seguidores, son y serán su plataforma política

 AMLO, manipulador y mentiroso

Jamás el gobierno de México había tenido un Presidente, quien tiene como eje de su política pública la manipulación y la mentira; es el hábito que a diario practica Andrés Manuel López Obrador. Su principal herramienta de uso: la mediatización, a través de la cual desinforma, tergiversa, miente y manipula la voluntad de sus seguidores, también de aquellos de buena fe que suelen no estar informados y terminan por creer en lo que dice López Obrador, sin constatar la veracidad de sus dichos.

El Presidente ha creado un ejército de “comunicadores” que difunden y defienden sus mentiras. El uso de todos los medios de comunicación, herramienta eficaz, por eso aborda no solo los medios tradicionales de comunicación, pone en práctica en las redes sociales la manipulación y la mentira.

 A nadie puede sorprender, salvo a los incautos, que ese ha sido el marketing político que le dio el triunfo en las elecciones al reiterado perdedor. Ya como Presidente continúa con el mismo ejercicio. Sus repetidos discursos son un hábito, a pesar de que sea evidente la manipulación que hace de la mentira, así ha logrado cautivar a millones de incautos sin darse cuenta que todo es campaña de marketing político. Su propósito es continuar en la Presidencia y volver a ganar en las elecciones del año próximo.

 Su discurso aburrido en contra de sus “enemigos”, a los que denomina “adversarios”, es constante, a pesar de lo vacío de sus palabras; sin embargo, a su clientela política, bien definida, los cautiva; la corrupción, a pesar de que el mismo López Obrador sea más corrupto que sus antecesores, la endilga a sus “adversarios”; el discurso de honestidad que es toda una falacia en su gobierno, esas palabras también van dirigidas cualitativamente a su público, no a quienes están bien informados; no, dirige esos dardos publicitarios a sus seguidores; no olvidemos que lo hace diariamente como hábito, lo remarca en cualquier lugar, aunque nada tenga que ver con el tema que trate. Por eso sigue cautivando a “sus seguidores, a su público cautivo”. Y va por más incautos.

 No es casual que Andrés Manuel López Obrador, desvíe recursos públicos de donde puede para nutrir a sus seguidores, son y serán su plataforma política. Tiene un plan perfectamente bien trazado basado en una supuesta ideología de izquierda, que no puede entenderse cuando afianza su alianza con el empresario y gobernante de los EUA, quien practica la política radical de derecha ¿Aliados? López se sumerge bajo las “faldas” de Donald Trump, eso jamás lo pone en práctica un gobernante que se dice de izquierda. Es una de tantas mentiras del Presidente de la República.

 Al Presidente Andrés Manuel, no le importa el sector salud, al que dejó sin presupuesto. Ahora no encuentra dinero para paliar el problema que él mismo causó; ha hecho recortes del presupuesto y no le alcanza; le dan dinero los empresarios, tampoco le alcanza; le da más dinero el Fiscal General y sigue sin alcanzarle el dinero; inventa la rifa simbólica de un avión para obtener más dinero bajo el pretexto de ser un símbolo de la corrupción, supuesto pretexto para más dinero y enviarlo al sector salud; obtiene los últimos 111 millones, 360 mil, 450 pesos, del último remate de bienes incautados y sigue siendo insuficiente el recurso para atender el sector salud. El grave y serio problema de la pandemia lo convirtió en un acto de “suerte”, se alegró; claro y cómo no si obtiene provecho para la manipulación por medio de mensajes mentirosos, también va por más dinero, aunque al sector salud no le llegue nada. Compró 3 aviones repletos de insumos médicos y no sirvieron. La mentira, sin embargo la maneja de forma magistral, afirma que el problema de la pandemia lo tiene controlado; ya “ve la luz al final del túnel”; insiste en que el pueblo de México saldará pronto y fortalecido ¿Cómo si no ha hecho más que seguir destruyendo al país? Sin embargo aplauden sus seguidores, lanza su mediática mentira.

 Nada es casual ni su benévola política en pro de los pobres es cierta, utiliza esa franja social de mexicanos depauperados para utilizarlos en el cumplimiento de sus fines. Por eso “obsequia dinero en mano” ¿Por quién cree que votará ese sector de la población y su familia? La respuesta es sencilla, por quién les regala dinero a cambio de nada ¿Y quién les obsequia dinero? Plan maquiavélico y perverso el de Andrés Manuel López Obrador. El marketing político que practica como hábito religioso le da y dará resultado, al menos en ese sector cautivo –no le garantiza el triunfo-. Mientras el Presidente adormila a sus seguidores, la manipulación de sus mentiras le ha permitido redireccionar otros miles de millones de pesos del presupuesto para sus aviesos planes. No le importa quebrar la economía y lanzar más mentiras como aquella de que, el T-MEC permitirá más inversiones en México ¿Cuáles si él se encarga de ahuyentar los capitales nacionales y extranjeros? ¿Creará 2 millones de empleos? ¡Mentira! Lo que ha producido su fallida política es la pérdida de medio millón de empleos y los que se avecinan.

 Sin embargo, el hábito de la mentira, la tergiversación, el engaño y la mediatización, le permiten magistralmente la manipulación de voluntades, esa política le sigue dando buenos resultados; prácticas, maléficas, bien planeadas en su marketing político, le son útiles para conservar el poder, al menos ese es su objetivo principal. Lo contrario, entre más y  mejor informado esté el pueblo de México, conocerá de los engaños, mentiras y manipulaciones a los que, como hábito religioso acostumbra López Obrador. Entre más y más información objetiva que reciba la sociedad mexicana, será mucho más difícil que repita el triunfo en las próximas elecciones, a pesar de su nefasto y costoso marketing político.

Héctor Parra


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