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Alientos y escombros

Por - 29/09/2017

Para Miguel, un guerrero ¡Por fin termina septiembre de ciclones, huracanes, temblores…! ¿Qué más nos cobrará la Madre Naturaleza por el abuso y descuido que […]

 Alientos y escombros

Para Miguel, un guerrero

¡Por fin termina septiembre de ciclones, huracanes, temblores…! ¿Qué más nos cobrará la Madre Naturaleza por el abuso y descuido que la humanidad ha hecho del entorno? La Gran Tenochtitlán, hoy Ciudad de México, construida sobre un lago que, según la leyenda, llevó a los aztecas a asentarse “en el lugar en que hallasen un águila parada sobre un nopal devorando a una serpiente”; o ¿fue la insensatez de los españoles que para someter a los mexicas construyeron sus templos y palacios sobre los centros ceremoniales indígenas, tapando los canales? ¡A saber…!, pero la gran metrópoli está construida sobre una laguna y en un terreno que amplifica los efectos de temblores centrados a cientos de kilómetros.

Al abordar el tema post sismo, corro el riesgo de repetir lugares comunes, dolores y emociones expresadas ya al infinitum. No importa, quiero compartir en este espacio mi reflexión en el 32 aniversario del “temblor del 85”, en dos bloques: alientos y escombros.

ALIENTOS

Superado el pasmo provocado por el sismo, el pasado 19 de septiembre, millones de jóvenes salieron a las calles a remover escombros, a trabajar sin descanso y con pasión, a levantar piedra por piedra, con picos y palas, a ofrecer medicamentos y alimentos, además de ánimo y fortaleza. Estaban ahí para lo que se ofreciera, sin pensar en su vestimenta, su cita de trabajo en la web o en el celular. Esos jóvenes hartos de crisis, corrupción e impunidad; esos jóvenes menospreciados por una sociedad adulta que los califica de apáticos, irresponsables o individualistas; son la generación que despertó, miró y … que en el futuro no será la misma. Esos jóvenes, hoy, son un aliento de esperanza para nuestra patria que ahora sufre.

Al igual que en el 85, la sociedad volvió a demostrar su capacidad de entrega y de organización; el espíritu solidario y humanitario fue el eje rector de esa entrega. La ciudadanía salió a las calles para ayudar al desconocido, para ofrecer su apoyo a los miles de mexicanos expulsados de su hogar con la incertidumbre de recuperar o no, su casa o sus familiares o sus cosas o su vida pasada. Esa sociedad demostró que cree en la responsabilidad, en el valor comunitario y no esperó que el gobierno la convocara para brindar su apoyo. Esa sociedad participativa, enojada y exigente, fue la protagonista el pasado martes 19, a través de personas, familias, fundaciones, organizaciones civiles o empresas. Esa sociedad involucrada es un aliento de esperanza para la construcción de una patria ordenada y generosa.

A diferencia del 85, la tecnología ahora fue una gran aliada a través, en especial, de las redes sociales activas y fueron efectivas por la información que otorgaron, que dieron a conocer al instante lo que sucedía en los diferentes puntos siniestrados. Esa red global de transmisión instantánea fue una herramienta muy eficaz para el rescate, para solicitar lo que se requería, para canalizar los apoyos humanos y materiales, para transmitir los avances, logros o pérdidas. Las redes sociales fueron protagonistas de la esperanza de familiares y amigos. Esas redes, hoy, son un aliento para nuestra patria solidaria.

ESCOMBROS

Vergonzoso es, pero hay que dar cuenta de ello que, en medio del colapso, hubo robos por una sarta de delincuentes que aprovecharon el caos para asaltar a personas o comercios; hubo intentos de algunas autoridades para controlar la entrega de los apoyos ciudadanos para los damnificados; hubo abuso de televisoras hambrientas de raiting que manipularon información; y muchos más escombros que dañan la esperanza de los mexicanos.

Inaceptable la mezquindad y el oportunismo de los partidos políticos que, aprovechando el dolor ajeno, quieren “hacer caravana con sombrero ajeno” donando el dinero que no es suyo. Igual de reprobable que el Gobierno desvíe la ayuda humanitaria para beneficiar a actores políticos para posicionarlos hacia 2018. Esos y muchos más, son escombros que dañan la credibilidad de los mexicanos

Indignante que, en la Ciudad de México, estén dañadas más de 3800 edificaciones, privadas y públicas, que son el resultado de la corrupción del mercado inmobiliario irregular en complicidad con las autoridades en cuanto a permisos y violaciones a normas y reglamentos. Lastima que de la “región más transparente” la capital mexicana hoy sea la cuarta urbe más poblada con problemas de movilidad, de contaminación, sin agua y una ciudad en hundimiento.

Lo que sigue, es decir adiós a ese pasado de escombros y darle la bienvenida al futuro de alientos. En ti está la respuesta…, espero que la encuentres pronto. ¡México nos necesita!


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