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Al alcance de un click

Por - 11/01/2017

Al alcance de un click contamos con mayor información que la generada en toda la historia de la humanidad

 Al alcance de un click

“Señoras y señores: tengo que hacer un grave anuncio. El extraño objeto que cayó esta tarde temprano en Grovers Milis, Nueva Jersey, no era un meteorito. Por increíble que parezca, el objeto contiene seres extraños que, según se cree, constituyen la vanguardia de un ejército proveniente del planeta Marte”.

Extracto de la narración radial de Orson Welles de la Guerra de los Mundos.

 

 

 

 

 

 

 

 

El 30 de octubre de 1938, el gran director y productor de cine Orson Welles relató en forma de noticiario una adaptación de la novela de H. G Wells, la Guerra de los Mundos, cuya temática es una invasión marciana a la Tierra. La narración fue tan realista que provocó que miles de radioescuchas en Nueva Jersey y Nueva York dejaran sus casas para protegerse de los extraterrestres y que las llamadas de pánico bloquearan las líneas telefónicas de la policía y de los medios de comunicación. Nunca en su historia, la “Gran Manzana” había sido testigo de una histeria colectiva, de tal magnitud.

En la actualidad al alcance de un click, contamos con mayor información que la generada en toda la historia de la humanidad y la forma más cotidiana de acceder a ella, es a través de las redes sociales.  Cada minuto alrededor del mundo son publicados 360 mil tuits; diariamente son divulgadas 80 millones de fotos en Instagram; Facebook el año pasado alcanzó en el mundo los 1,150 millones de usuarios; y aproximadamente 1,850 millones de contenidos son compartidos por hora a través de What´s App.

Hoy en día en un instante podemos conocer lo que está sucediendo al otro lado del orbe o bien, comunicar lo que consideramos puede ser de interés para otras personas. Esta realidad nos coloca en una situación de privilegio frente a otros momentos de la historia, en los cuales era necesario esperar días, incluso semanas o meses para conocer lo que ocurría en otras latitudes.

La aportación de las redes sociales a la  vida cotidiana es invaluable. En ellas, nos reencontramos con personas de quienes de otra forma difícilmente podríamos volver a saber; compartimos logros, alegrías, tristezas, fracasos e incluso artículos de opinión como el que usted está leyendo.

En contraste, la difusión consciente o inconsciente de información falsa o poco precisa, puede provocar graves daños tanto en el orden social, como en el aspecto personal. El impacto, la rapidez y el alcance de la información que se comparte mediante redes sociales puede generar un caos de tal magnitud que el originado por la narración radial de Orson Welles de la Guerra de los Mundos parezca un juego de niños.

Lamentablemente,  nuestra ciudad, Santiago de Querétaro, ya ha sufrido episodios de pánico colectivo como consecuencia del manejo irresponsable de la información  a través de las redes sociales; el más reciente el pasado 5 de enero.

Año con año, el día previo a la epifanía, la venta en los comercios de Querétaro aumenta de forma considerable. En este 2017, la esperanza de miles de comerciantes, era obtener una buena venta que les permitiera asomar un “poca la cabeza” frente a un 2016 de devaluaciones y un inicio de año con medidas económicas tormentosas.  Desafortunadamente, la acción mezquina, alevosa incluso criminal de algunas personas, a la que se sumó un manejo poco escrupuloso de la información, se los impidió.

Todo comenzó con los gritos de advertencia de supuestos saqueos y  actos de violencia por parte de algunas personas en los alrededores del mercado Escobedo. En apenas quince minutos, las calles inundadas de niños, globos, representaciones de reyes magos, aparadores con juguetes novedosos; dieron paso a los oficiales de las corporaciones de seguridad, al llanto, a gente corriendo sin rumbo; a cortinas de metal con candados para proteger la mercancía. En pocas palabras, la magia cedió su lugar al pánico.

La facilidad y la rapidez en el intercambio de la información y la cantidad y riqueza de ésta, nos convierte en una sociedad privilegiada. Al alcance de un click, tenemos un aprendizaje ilimitado en un sin número de áreas; gozamos de los resultados deportivos, electorales o escolares al momento; podemos lograr acuerdos sin la necesidad de trasladarnos de un lugar de otro.

No obstante,  todo privilegio conlleva una responsabilidad y ésta debe ser asumida por todos quienes formamos parte de la sociedad del siglo XXI. Por una parte, las autoridades están obligadas en comunicar de forma veraz, oportuna y eficiente la información que sea sensible para la sociedad; su omisión será cubierta por la suposición, la mentira, el oportunismo y la anarquía. En tanto la ciudadanía debe ser consciente de la trascendencia de lo que comparte con un solo click; tiene que cerciorarse de la veracidad y utilidad de lo que transmite; y antes de dar por cierto un hecho y comunicarlo, está obligado a analizarlo y corroborarlo.

Apreciable lector, miles de clicks nos dejaron una triste lección la víspera de la epifanía; en nosotros está en aprender de ella y de ahora en adelante responsabilizarnos por la información que generamos y compartimos. La tranquilidad de nuestra sociedad puede depender de ello.


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