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La guerra de las calificadoras

Por Staff Códice Informativo - 13/02/2019

Pareciera increíble que problemas como el huachicoleo, la corrupción de casos como Odebrecht y la nula inversión en infraestructura que se presentó durante la pasada administración fueran irrelevantes a la hora de emitir una calificación crediticia por parte de Fitch

 La guerra de las calificadoras

Foto: Archivo

Parece extraño, por decir lo menos, la forma en que las calificadoras internacionales han comenzado a bajar las evaluaciones sobre distintos aspectos de la economía nacional, lo cual hace cuestionar los métodos por los que se determinan los resultados de estas análisis.

A finales de enero, Fitch Ratings bajó la calificación crediticia de Pemex, las razones fueron su estrecho vínculo con el gobierno, la reducción de inversiones y una baja producción, entre otros.

Pareciera increíble que problemas como el huachicoleo, la corrupción de casos como Odebrecht y la nula inversión en infraestructura que se presentó durante la pasada administración fueran irrelevantes a la hora de emitir una calificación crediticia por parte de Fitch.

El mensaje tácito es que los problemas que vive México no afectan en lo más mínimo la percepción de estas calificadoras, a pesar de que estas mismas condiciones de corrupción han generado una escalada en la violencia a lo largo del país. Esto siempre y cuando se mantenga el status quo a la hora de “hacer negocios”.

En la misma dinámica, este martes, Moody’s redujo las evaluaciones de riesgo de contraparte de Banorte, Banamex, Banco Santander y BBVA Bancomer: “Las acciones de calificación de la evaluación de Moody’s reflejan la probabilidad de un incumplimiento por parte de los bancos afectados en sus obligaciones operativas y otros compromisos contractuales”, explicó la agencia.

La calificación es sorpresiva en un contexto donde los bancos en México, filiales de grandes asociaciones bancarias a nivel internacional, se han convertido en fuente importante de ingresos por los márgenes de ganancia que sobrepasan, en gran medida, a lo que generan en sus países de origen.

La forma en la que operan y sus predicciones generan más dudas e incertidumbre si se revisa el papel que jugaron en la crisis financiera del 2008, cuando Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch Ratings fueron duramente criticadas por legisladores estadounidenses por no advertir los riesgos de los valores hipotecarios que se propagaron por el sistema financiero y provocaron su colapso.

En ese entonces, Henry Waxman, presidente el Comité de Supervisión y Reforma Gubernamental de la Cámara de Representantes, aseguró que “la historia de las agencias calificadoras de crédito es una historia de fracasos colosales”.

No sería descabellado pensar que estas entidades responden también a intereses, y que se han convertido en una forma de presionar las políticas económicas de los países, más que una guía neutral sobre el panorama económico de las naciones.

Será con el correr de los días cuando se pueda constatar la certeza de las predicciones de estas calificadoras, sin embargo, en caso de que esto suceda, siempre quedará la duda de si el pobre desempeño económico es el causante de una mala calificación crediticia, o una mala calificación crediticia causa un pobre desempeño económico.


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