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“El problema no es la bomba atómica, sino el corazón del hombre”

Por Staff Códice Informativo - 28/09/2018

Es probable que los actores políticos procuren, ahora sí, cuidar sus formas y sigan, a pie juntillas, las restricciones que impone la autoridad electoral en periodos de campaña

 “El problema no es la bomba atómica, sino el corazón del hombre”

Foto: Captura de Pantalla

La anulación de la elección del Ayuntamiento de Querétaro deja una enseñanza inédita, sin precedentes, en la historia política municipal de nuestro estado; lo que no fue motivo de nulidad para el Instituto Electoral (IEEQ), ni para el Tribunal Electoral del Estado de Querétaro (TEEQ), fue determinante para la Sala Monterrey del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

La razón de la anulación fueron las publicaciones proselitistas -como fueron calificadas por los magistrados de la sala regia- de Enrique Correa Sada a través de su cuenta personal de Facebook, pues en periodo de campañas se encargo de compartir, a través de esta plataforma, información correspondiente a obras y acciones de la administración capitalina.

Lo que se pone sobre la mesa es que una red social tiene el mismo peso que los canales tradicionales, y como tal, los mensajes vertidos en estos espacios pueden ser escrutados, monitoreados y, por ende, objeto de sanciones.

Así quedó comprobado la madrugada del 27 de septiembre, cuando los magistrados del TEPJF votaron de forma unánime por la anulación del proceso electoral del 1 de julio, debido a que el alcalde interino Enrique Correa hizo proselitismo que afectó, de acuerdo con el criterio de los magistrados, los principios de imparcialidad y equidad de la contienda electoral.

Hoy por hoy se consolidan, más que nunca, los riesgos que guardan las redes sociales: espacios que pueden encumbrar falsos líderes, destruir la imagen pública de instituciones o personas, y, como ahora lo sabemos, anular elecciones.

Sin embargo, “el problema no es la bomba atómica, sino el corazón del hombre”, aseguraba Albert Einstein; no son las redes en sí, sino el uso irresponsable que hacen de estas plataformas -Facebook, Instagram, Twitter, entre otras- algunos ciudadanos, así como actores políticos.

El mexicano está acostumbrado a doblar las leyes, a encontrar resquicios y rendijas por los cuales evadir las disposiciones de la normatividad, a intentar burlar las restricciones a las que debe someterse la mayoría.

No es la primera vez que alguien evade la ley electoral e interviene, de manera descarada y flagrante en una elección. La historia de México está plagada de estos hechos: uno de los más representativos fue la clara intervención de Vicente Fox durante la campaña presidencial del 2006 en la cual se dedicó a atacar al político tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, actual presidente electo de México.

A diferencia de ahora, los desplantes de Fox no tuvieron consecuencias, pues no hubo anulación de la contienda, ni sanciones, por parte de las autoridades electorales, en su contra.

¿Qué sigue ahora? Es probable que los actores políticos procuren, ahora sí, cuidar sus formas y sigan, a pie juntillas, las restricciones que impone la autoridad electoral en periodos de campaña; aún quedan otros pendientes, pero no hay que olvidar que nuestra incipiente democracia aún está en construcción.

El desenlace de este capítulo en la política queretana aún sigue pendiente, pues el Partido Acción Nacional ha anunciado que impugnará la resolución; esperemos, pues, a conocer la decisión que se tome al respecto.


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