En su búsqueda de un futuro mejor, migrantes centroamericanos duermen en trenes y patios de servicio

Juan Antonio es originario de Acajutla, departamento Sonsonate, en El Salvador. Hace 28 días salió de su casa con rumbo a Piedras Negras, Coahuila, con la finalidad de cruzar a los Estados Unidos.

Señaló que buscan en los países del norte del continente las oportunidades que en su país de origen no llegan a tener, además de que buscan un futuro mejor para sus familias.

“Hay una crisis en el país, no solo de empleos, sino que también la delincuencia nos comienza a pedir lo que aquí le dicen el derecho de piso. La ley nos castiga sí nos queremos defender, pero no hace nada contra esa gente. Yo tenía un negocito donde vendíamos comida, pero se fue a la quiebra por esta situación. Hoy tenemos de dos sopas, o salimos a jugarnos todo por una mejor calidad de vida o nos quedamos en nuestras casas a pasar miserias”, recalcó.

Precisó que solo han hecho algunas pausas en su camino a los Estados Unidos, como en el albergue Hermanos en el Camino del Padre Solalinde y en el de Tequisquiapan, donde estuvieron un día y pudieron darse un baño y recibieron ropa para seguir su camino al norte del país. También tienen el apoyo de las matronas en los estados del sur, quienes lanzan comidas a los vagones al paso de La Bestia

“Nosotros pedimos apoyo durante el día y en las noches nos vamos a los trenes. Yo por ejemplo, vengo con dos compañeros, con los que llegamos de madrugada aquí, ya que caiga la noche nos vamos al tren y donde dormimos es arriba de La Bestia o en los patios de servicio. Tengo entendido que hay unos cerca y ahí buscaremos descansar. No se si hay casa del migrante, pero preferimos seguir hacia el norte“, señaló.

Como Juan Antonio, cientos de centroamericanos esperanzados con lograr el sueño estadounidense, pasan la noche en instalaciones ferroviarias.

De acuerdo con vecinos de las colonias Las Hadas y Álamos, en promedio se encuentran de 10 a 15 migrantes centroamericanos en las inmediaciones de la avenida Roncopollo, cerca de las vías del ferrocarril, a diferentes horas del día. La mayoría de ellos solo de paso.

Juan Antonio espera llegar antes de fin de año a Piedras Negras, Coahuila, donde parientes suyos que radican en la Unión Americana lo tienen “recomendado” con un “coyote”, quien por el solo hecho de ser su primer intento para cruzar la frontera le cobra 450 dólares como adelanto del servicio que va a pagar por completo.

“Yo puse de garantía mi casita, allá en El Salvador, que vale unos 6 mil dólares, que es lo que me va a cobrar el coyote. Yo voy a darle ese dinero en pagos a mis primos que están en California, que son los que le van a pagar por lo mientras al que me va a pasar al otro lado. Ahí me voy a llevar al menos un año para pagar ese dinero, pero lo demás es para mi mujer y mis hijos, por lo que tendré que agarrar más trabajos”, afirmó.

Por esta razón, pese a la existencia de espacios dedicados al apoyo de los centroamericanos, como es el caso de la Casa del Migrante en San Pedrito Peñuelas, activistas buscan ahora un sitio cercano a la zona de las vías para la construcción de un albergue que permita a quienes están de paso resguardarse del frío y las incomodidades.