¡Y por eso luego los atropellan!

*Por Viviana Ledesma

 Cada que salimos de casa, nuestro único y verdadero plan es regresar, podremos tener mil cosas en la cabeza,  y pensar en el desarrollo de ellas durante el día, pero al salir de nuestro hogar lo único que queremos es volver; ¿usted lector, podría decir: “yo planeo ser (atropellado o chocado) este día”? no, claro que no, nadie espera esas cosas, ¡y eso! Se llama “Visión Cero Accidentes”, desafortunadamente durante años, los accidentes viales ocupan una sección en los diarios y notas “especiales” en los noticieros, lo cual para muchos se ha convertido en algo “normal”, algo de “todos los días”… ¡¿Pero cómo una sociedad es capaz de acostumbrase a eso, cuándo nadie quiere morir?! ¡Y menos, quiere uno matar a alguien más con su carro! O… ¿usted lector, al salir de su casa, planea el número de peatones que arroyará?, ¡ojalá que no!… pero cierto es que pasa, y también pasa que muchos no se hacen responsables de las vidas que quita o que mutila, o complica, o tampoco piensa en los demás afectados.

Tener una visión cero accidentes es algo que existe en nuestras cabezas, pero no como algo que debemos ejercer, es más bien un miedo, y como es un miedo, evitamos pensar en eso, lo cual no debe ser así, tener una visión de cero accidentes nos hace conscientes de nuestra vida, y lo valiosa que es, así como también es valiosa la vida de los demás; por eso, esta semana bañada en sangre de victimas viales, me atrevo a escribir para exhortar a todo aquel que lea estas líneas, para que ¡¡POR FAVOR!! Nos ayude a difundir en nuestra sociedad, la urgente necesidad de involucrarnos responsablemente en nuestra forma de transitar, el libre tránsito es derecho de todos, por eso, NADIE puede decir con su velocidad o con su forma de conducir por su tiempo, es más valioso que el resto de los usuarios de la vía pública.

Terminar con una vida es algo que creo que nadie quiere cargar en su consciencia; por lo menos para mí como Ingeniero Civil, es demasiado saber, que las calles mal diseñadas  matan gente, porque no logramos que los diseños se hagan respetar por si solos, en lugar de eso, invitan a los usuarios a tomar decisiones peligrosas que muchas veces terminan con su vida o con la de alguien más…

Nuestras ciudades son resultado de nuestras decisiones, debemos decidir reconocernos como PEATONES, porque es la forma más simple en que podemos ejercemos nuestra dignidad humana, sólo un humano puede decir: ¡esta calle no me merece!, porque no puedo transitar libre, ni cómodo, ni tranquilo, ni seguro. Debemos transitar nuestras calles y DEMANDAR  y EJERCER nuestra voz de RECLAMAR el ESPACIO PÚBLICO POR EL BIEN DE NUESTRA PROPIA INTEGRIDAD, ¡¡POR FAVOR!!,  te darás cuenta que muchas calles están en malas condiciones, y que si de verdad no quieres exponerte, entonces sería mejor no salir de casa,… pero esa no es la solución, nuestros gobiernos están para solventar nuestras necesidades no para administrar el caos, las “inversiones” en vialidades DEBEN ser para mejorar la calidad de transito de los peatones (sexo indistinto, condiciones físicas indistintas, edades indistintas, economía indistinta) para mejorar la calidad del transporte público (no para pintarlo), no para ampliar calles y aumentar la velocidad de los automotores, SOMOS MÁS los peatones que los automotores, SOMOS MÁS los usuarios del bus que del carro particular, SOMOS MÁS a los que nos gustan las calles tranquilas, en las que podemos disfrutar la vida familiar, en las que podemos comprar, en las podemos conocer y aprender; por favor, cuando camines sé un buen peatón, ayuda a los demás, da espacio, cuida tu lado izquierdo; cuando seas ciclista, sé visible, usa tus cinco sentidos, haz indicaciones de cambio de dirección; cuando seas automovilista no te cuides del peatón ¡CUIDA AL PEATÓN!, no seas ansioso, más vale llegar tarde que nunca, cede el paso al peatón, al ciclista, al bus, al taxi, al motociclista, porque el último debes ser tú.

Un último favor, difunde, GRACIAS.

*Viviana Ledesma es miembro del colectivo Mujeres en Bici Querétaro