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Los traslapes

Por Andrés González - 31/03/2015

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

Por estas fechas, el traslape de militantes de un partido a otro -dicen ser cientos- son leyendas e historias prefabricadas que trienalmente o sexenalmente se […]

 Los traslapes

Por estas fechas, el traslape de militantes de un partido a otro -dicen ser cientos- son leyendas e historias prefabricadas que trienalmente o sexenalmente se repiten. Y ya no engatusan a la gente.

Y los que se van -que si los hay- son dos, tres, cinco. Los cientos o miles, son ardides publicitarios que poco o nada inciden en el rumbo definitivo de las votaciones. Para uno o para el otro lado.

Pero los desenlaces a estos traslapes, pocas veces se saben, por las mismas razones de la primera presunción.

Una de estas historias se dio recientemente en La Lagunita, del municipio de Landa de Matamoros.

Este lugar y por aquellos rumbos, está convertido en un centro importante de reunión, de  comercio, pero también de activismo político.

Landa de Matamoros es uno de los municipios marcado por sus cerros y montañas, por barrancas y laderas que dan lugar a pequeños valles. En uno de estos se asienta La Lagunita.

Y en estos puntos -como en Agua Zarca o en El Aguacate o en Tres Lagunas, por citar solo algunos los liderazgos son naturales-, auténticos pues.

Recién, por no haber sido nominado para la presidencia municipal de Landa, es que uno de estos líderes, con prestigio, con mucho camino andado, don Álvaro Robles Rubio, decide renunciar públicamente al partido en el que había militado toda su vida. Es más, ese Partido -el PRI-, lo había llevado ya hasta en dos veces a la alcaldía. La primera en el primer trienio, 91-94, del gobernador Enrique Burgos García. La segunda, precisamente por ese liderazgo reconocido, es que vuelve a repetir en la alcaldía para el período 2000- 2003, cuando el Partido Acción Nacional se estaba llevando todo. Don Álvaro confirmó su liderazgo. Y ganó por el PRI.

Por tercera ocasión es que en este 2015 -precisamente por ese liderazgo- es que se le vuelve a ubicar como uno de los posibles para la alcaldía. Y se mantuvo siempre dentro de los posibles. Sin embargo, en la recta final, el PRI decide su candidatura por Miguel Ponce, un joven emparentado también con otro liderazgo de aquella zona -Los Ponce- que fueron alcaldes y diputados locales.

Por estos días del traslape, es que Álvaro Rubio decide entrarle de nuevo al activismo, pero ahora por su nuevo partido. Para esto se pone en contacto con doña Eva lideresa en la comunidad de La Lagunita. Si usted va algún día por aquellos rumbos, pregunte nada más por doña Eva y cualesquiera le da razón. A ella le pide que le juntara gente, que “deseaba hablarles” platicarles por dónde camina ahora la jugada. La política, cual otra.

Y sí, doña Eva le junta buena cantidad de personas. Al fin líder.

Lo primero que hizo don Álvaro fue mostrarles su renuncia al partido que lo había hecho dos veces alcalde, el PRI.

Los ahí reunidos nada dicen. Lo dejan hablar. Les habla de otro candidato, que no es precisamente el de su primer partido. Y todos los que en esa reunión estaban eran priistas.

Cuando termina don Álvaro de hablar, es que doña Eva toma la palabra.

Mire don Álvaro -le dice doña Eva- usted me pidió que le juntara toda esta gente y así lo hice. Yo a usted lo respeto y lo estimo. Pero quiero decirle una cosa. Cuando usted se fue a ese otro partido, a nadie nos avisó. Y ahora nos pide que nos vayamos con usted. Lo que yo pienso es que muchos de los que estamos aquí, ya estamos en la canasta del PRI, mientras que en el otro partido vamos a hacer cola. Así es que de una vez y aquí mismo definamos. Los que estén con Roberto y con el PRI, que aquí se queden. Los que estén con el otro partido y con el otro candidato, pues que lo sigan. Cada quién está en su derecho de decidir. Pa’que le andamos dando vueltas.

Y Don Álvaro salió de la reunión solo, tal  como llegó.

En Neblinas -dicen- le fue peor.

Son estas historias que se escuchan ahora a menudo, de uno o de otro bando.

La historia mayor, la que cuenta, se escribirá con la participación de usted este domingo siete de junio.

Nos dé el de arriba, licencia para contarla.

Andrés González

Periodista de toda la vida, egresado de la escuela Carlos Septién García, catedrático en la Universidad de Guanajuato, analista político en radio y prensa escrita, además de Premio Estatal de Periodismo en el 2000.


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