La Pasarela

Los invitados no eran de manera alguna, los comunes.

Es la presencia del CEN en un evento del priismo queretano. Y cuando el proceso electoral ha comenzado, desde el Centro viene el relevo en la persona de la Delegada de ese Comité, el Nacional, para Querétaro.

Se trata de la mexiquense Paulina Alejandra Del Moral, diputada federal. Fue además, alcaldesa de Cuautitlán cuando Enrique Peña Nieto era el gobernador de ese Estado.

Es, entonces, la personal visión del Presidente Peña Nieto en la sucesión local. Que lo lean los que lo entienden en ese partido pero también en las oficinas del gobierno local.

Por lo pronto, con una asistencia de casi quinientas personas, con asistentes de lujo del CEN – el secretario de organización; el presidente de la Fundación “Colosio” y la propia delegada – el banquete político era de primera.

No lo evidenció así Ernesto Luque Hudson, el nuevo presidente de la “Fundación Colosio” filial municipio de Querétaro cuando, en su turno como orador, atina apenas a leer un mediano discurso, cuando el resto de los oradores todos improvisaron con ribetes de calidad.

Y  dejó escapar una oportunidad de oro, porque de estas no son precisamente muchas.

Y cuando Jesús ya había hecho su parte, quedaron frente a frente dos de los aspirantes a la gubernatura.

Abre Tonatiuh Salinas su intervención. Lo hace con soltura, con cancha y por supuesto, improvisando.

Momentos antes, Adrián Gallardo Landeros, de la fundación nacional “Colosio” le había llenado de calificativos. Y no se midió: “Tenemos en el Querétaro uno de los mejores presidentes de Comité Directivo Estatal del PRI”.

Cuando Tonatiuh lo escucha  presidia la parte central de presídium. Apenas se sonroja. Es más, el comunicado oficial de ese partido por ahí toma la entrada.

Sin embargo, tanto el discurso de don Adrián Gallardo, el del propio Tonatiuh Salinas e inclusive, el de Roberto Loyola Vera, pecaron de “Peñistas”, tal vez por los momentos críticos por los que pasa el Presidente. Por lo de Guerrero, por supuesto.

Y no es para menos.

Roberto Loyola Vera, el alcalde de Querétaro, toma el micrófono. Las porras de Guillermo Paz, el vivaz comerciante del barrio del Tepe – su organización se llama “Libertad, A.C. – no había dejado de echarle porras a lo largo del evento. El número de las abundantes y nada discretas porras, se dividió entre el propio Roberto y Luis Cevallos. Dicen que don Guillermo y sus muchachos presentaron de motu propio.

Roberto ha mejorado mucho al improvisar discursos. “Ya aprendió” se dejó oír ahí mismo  a la chita callando. En la exposición, hila y monta las ideas de una forma convincente; la dicción es casi perfecta y el montaje en su estructura política lo tiene ya muy hecho.

Roberto está en su momento  pero además, trae al dedillo los números de cualquier índole entorno a la responsabilidad que tiene, al municipio de Querétaro e inclinó el aplausómetro de la concurrencia a su favor.

Y de estos eventos, antes de la decisión, no habrá muchos.