La importancia de los Distritos Electorales Federales

Para las elecciones del 2015 y que a nivel federal se les conoce como “las intermedias”, una muy particular importancia y esmero le pone a estas nominaciones el partido en el poder, el gobierno federal establecido, el que detenta el poder, el que ejerce el Presidente en turno.

Y es su partido el conducto para salvar – o medio salvar – la nave, sea este el partido que sea, porque la identificación con el proyecto sexenal  compete a todos por igual.

Por eso se llaman “partidos nacionales” porque su interés radica en el proyecto de nación que estén esculpiendo, delineando.

Y allá nunca se piensa en perder.

Los diputados federales – o senadores en su caso que en este 2015 no habrá renovación – son el sustento de las reformas que emprenda el gobierno en turno. Y en este caso, fue en la Cámara de Diputados donde se amacizaron las reformas estructurales, pero a los que están por llegar  – a los que serán candidatos en cuando mucho noventa días – les toca defenderlas y hacer que “aterricen” en la práctica y con ello, este gobierno – el que está en turno – salga a flote.

A  veces se logra. A veces no.

El conducto por lo general es el Partido mismo el que, a nivel nacional, selecciona para esta difícil tarea, a sus mejores hombres, a los más probados, a los más capaces y duchos en la política partidista.

El primer escollo que tienen los aspirantes a estos cargos, es salvar el proceso interno particular en su partido. Este proceso interno, debe estar apegado en estricto a lo que contemplan y establecen sus estatutos, so pretexto de ser descalificados por la instancia federal competente, que en este caso es el Instituto Nacional Electoral, el INE, con nueva estructura, nuevos rostros y nuevas reglas.

Y esto es delicado, porque será la primera tarea que este INE cumpla ante la ciudadanía. Y querrá por supuesto hacerlo con limpieza, con credibilidad y desde luego, su obligación es hacerlo apegado en estricto a derecho.

Y el proceso interno, si bien es regido en estricto a sus propios estatutos, puede variar, porque mientras en el PAN se le puede llamar “designación” en el PRI se le denomina “candidato de unidad” o en términos peyorativos, es conocido vulgarmente como el “dedazo”.

Para el cargo electoral que nos ocupa, mucho tienen que ver las cúpulas nacionales de cada partido, si bien descansan sus decisiones en arreglos con las instancias de partido locales, la definición última suele darse en instancias partidistas extra entidades.

Y un requisito, si bien no escrito si practicado en los partidos, es que al menos los que vayan a la tribuna federal, hayan pasado el propedéutico del Congreso Local, que viene a ser una especie de “curso intensivo” de la más elemental praxis de la política.

El político que haya tenido una curul local, entiende que se debe de apegar a un lineamiento de partido nacional. Por supuesto que a la hora de votar hay excepciones, pero son los menos. Por lo regular, gana la famosa línea, más en tratándose de definiciones de las llamadas estructurales – y no solo en cuestiones como las energéticas por citar alguna-  sino en consideraciones de reformas político electorales, educativas, de telecomunicaciones, por citar otras.

Sea la forma de llegar diferenciada o muy parecida de partido a partido, para cada uno de estos “suspirantes” significa la posibilidad, el sueño, de entrar a las ligas mayores de su partido, al entramado mismo de la vida nacional y a la posibilidad de alcanzar en lo sucesivo, la “anhelada oportunidad de poder seguir sirviendo a mi país”.

Entendamos pues, todo el sacrificio que hacen estos nobles personajes.

Ajá…