×

Busquedas Populares


×

Opinión



Secciones




Decencia

Por Andrés González - 19/12/2014

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

El tiempo va poniendo a las personas en su lugar…y las dimensiona. Con el tiempo, algunas figuras públicas crecen, otras se mantienen y el resto, […]

 Decencia

El tiempo va poniendo a las personas en su lugar…y las dimensiona. Con el tiempo, algunas figuras públicas crecen, otras se mantienen y el resto, parecen empequeñecer. Son también parte de las revanchas que el tiempo otorga, que extiende. Y sepulta sueños de grandeza, aires de soberbia, pero – como decía Miguel de Cervantes Saavedra – “dejemos al tiempo que haga de las suyas, que es el mejor médico de esta, la soberbia, y otras enfermedades”.

Y en ese diciembre 14 del 2004, el tiempo fue de Francisco Garrido…pero no la obra.

Son hoy los diez años del Aeropuerto Intercontinental de Querétaro. Y como ha crecido.

Para los que lo llamaron “obra suntuosa” también el tiempo les transforma sus primeros juicios. Hace diez años lo ocuparon solo 40 mil pasajeros. En este 2014, lo utilizan 410 mil. Hubo 11 mil 500 vuelos; hoy son más de 30 mil. Y del movimiento  en carga, de 11 mil toneladas, pasó a las más de 20 mil que hoy se manejan.

En el 2003, la obra estaba prácticamente concluida. Ignacio Loyola Vera, a petición de muchos y diversos empresarios, se dio a la tarea de cristalizarlo.

“Será la plataforma del Querétaro moderno” dijo Loyola en su sexto informe, asomándose al futuro y en referencia  al aeropuerto.

Para esta obra, habían sido adquiridas 687 hectáreas.

–          Un domingo, yo mismo fui con los ejidatarios e hicimos el arreglo del pago por sus tierras. Recuerda Loyola.

Para esta obra, se tuvieron 3 mil 210 metros cuadrados de construcción. Hoy sigue creciendo.

Pero el aeropuerto tardó más de un año en ser inaugurado oficialmente, muy a pesar de que el primer avión había traído desde julio del 13, a un pasajero ilustre, a Vicente Fox, quién había prometido doce meses antes que “estaría aquí para inaugurarlo”. Y lo cumplió, aún a riesgo de contaminar el proceso electoral de ese mes, de ese año.

Hoy, convertido el Aeropuerto en la llave del despegue que ha tenido Querétaro en materia aeronáutica, es el sustento – ahí se dijo – de 72 empresas del sector, que oferta más de siete mil empleos.

Y en la decencia política de quién hoy es gobernador, es por eso que estuvo ahí Ignacio Loyola Vera y no Francisco Garrido Patrón. Es más, este, en sus frecuentes devaneos, quiso derrumbar la Torre de Control, como lo intentó – y no pudo – destruir el Estacionamiento de la Plaza Constitución, este por la rivalidad con Jesús Rodríguez; aquél por el canibalismo político que sentía por su antecesor.

“Las historias de éxito se construyen pensando en la gente, en la patria” dijo ayer no sin emoción el Ing. Ignacio Loyola Vera, quién con los queretanos de ese entonces, creyeron en la obra y la hicieron posible.

Hoy, el avión de todos los queretanos vuela con altura, con seguridad y, sin importar colores, se dio una muestra de civilidad y decencia política.

Y buena falta nos hace.

Andrés González

Periodista de toda la vida, egresado de la escuela Carlos Septién García, catedrático en la Universidad de Guanajuato, analista político en radio y prensa escrita, además de Premio Estatal de Periodismo en el 2000.


Otras notas



De nuestra red editorial