Choque de trenes (Segunda parte)

A lo largo de varias semanas, la presencia y el activismo de Jesús Rodríguez al interior del PRI por la generalidad de los municipios queretanos, había causado una notoria incomodidad en la cúpula local del PRI.

Pero es en una de las tradicionales conferencias de los lunes donde se atirantan las cuestiones.

Cuando la dirigencia del PRI encabezada por Tonatiuh Salinas se acomoda en los lugares que tenía la mesa, aparece Jesús Rodríguez en el saloncito del restaurante “Casona de la República” de las calles de Hidalgo en el Centro Histórico de Querétaro.

Y a lo que iba.

Ahí Jesús Rodríguez le pidió la renuncia al cargo de presidente del PRI a Tonatiuh Salinas, en su propia cara, ciertamente con decencia y con palabras muy correctas, pero al fin la renuncia.

Pero Tonatiuh la esquiva y solamente argumenta que sus derechos están protegidos por la Constitución.

Para esto, Rodríguez ya venía encarrerado en su proyecto. Había recorrido prácticamente todo el estado y comenzaba a armar propuestas paralelas a las que la dirigencia del PRI traía para diferentes cargos de elección popular. Incluida ya suya, por supuesto.

“Este empeño –la precampaña– fue en realidad una tarea sumamente pesada, pero también muy satisfactoria. Y quiero decirle que por lo realizado y con el apoyo de muchos priistas, nos colocó a cuatro puntos del Lic. Roberto Loyola Vera”, nos revela ahora Jesús Rodríguez.

Asienta –con la claridad que le caracteriza– que este proceso fue muy diverso al de hace seis años, donde también estuvo como posible candidato para la gubernatura, junto con José Calzada.

“Hoy cada quién y en el cargo y responsabilidad que ocupaba, hicimos la lucha para alcanzar la nominación” pero sostiene que este tipo de “democracia”, “se debería de revisar” a fin de alcanzar mayor ecuanimidad en el empeño.

“En la mesa del miércoles 11 de febrero –revela Jesús y coincide con la versión de Braulio– no se trató ningún otro tema. Habló Camacho, Roberto, Braulio, luego yo, habló Ivonne y cerró Camacho. Y nada más, eh”.

Ahí pues, nada se negoció. Es más, ni propuestas se dieron de parte de quiénes no alcanzaron nominación.

Señaló que, por separada, sí se dieron ofrecimientos, pero no ahí. “Lo que yo ofrecí fue sumarme y trabajar en la propuesta”.

Y es que los traslados hasta el Distrito Federal –hasta dos veces por semana– habían resultado por demás agotadores.

En los primeros días de este febrero, en un encuentro deportivo, es que Jesús se lesiona – “fue un tirón” – de forma muy fuerte, pero eran justamente los días de las definiciones, por lo que se dio poca atención a la lesión. Inclusive, la lluviosa tarde del registro de Roberto, se le vio a Rodríguez con muletas y aun así, salvó no sin dificultad la reja para poder subir al estrado.

“Se hubiera visto mal o malinterpretado mi ausencia en ese evento”, me comentó.

Admite que sigue en pie el ofrecimiento –sin señalar cual– de parte de la administración federal, “pero por lo pronto, deseo estar en familia, aquí en Querétaro. Ya veremos más adelante en que consiste ese ofrecimiento y en ese momento decidiré”, nos señaló cuando aún se encontraba en cuidados por el citado desgarre.

“Lo que en realidad me interesa es que gane el Partido, el PRI” aunque se atreve a pronosticar que, por lo reducido del triunfo, es posible que esta elección se decida en los tribunales.

Y a las coaliciones o alianzas alcanzadas a últimas fechas, sostiene que “en política los números no son producto de la aritmética”.

Cómo para que lo reflexionen todos los candidatos. Incluyendo Roberto.

Y Jesús cerró una etapa, pero no el empeño.