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2015, el proceso electoral de la mujer

Por Andrés González - 27/04/2015

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

A este proceso electoral que corre, el del 2015, bien se le podría nominar con toda propiedad, como el “Proceso Electoral de la Mujer”, con […]

 2015, el proceso electoral de la mujer

A este proceso electoral que corre, el del 2015, bien se le podría nominar con toda propiedad, como el “Proceso Electoral de la Mujer”, con pleno derecho, por ser ya una decisión y figura histórica, por haber abierto un nuevo espacio para la real participación política de la mujer.

Y es que nunca antes, como ahora, la presencia de la mujer en todos los ámbitos está siendo no solo marcadamente notoria, notable, en todos los ámbitos de la actividad del ser humano, sino en una forma muy particular también lo es  en el renglón de la política.

Esta participación que ahora es de ley y que antes lo era  de justicia, viene a marcar a este proceso como el primero en el que se exige la paridad de género, el cincuenta/cincuenta, que vino a modificar no solo definiciones partidistas, sino a redefinir campañas en los distritos electorales federales, locales y sobre la marcha, incidir en nueve de los dieciocho municipios queretanos.

Y esto viene a sentar precedente, no solo para el proceso que corre, sino para todos los procesos electorales que sigan, en tanto – claro – la ley no diga lo contrario. Y se presume que no se cambiará en lo sustancial si es muy  posible se modifique – por la serie de ambigüedades y malos entendidos por los que aún se presta – pero no cambiar en lo fundamental.

En la entidad, el mandato por parte de las instancias electorales llegó a destiempo – y aprovechada convenencieramente por las dirigencias de los partidos políticos todos – hubo de echar reversa por esta exigencia de ley, sin tomar en cuenta daños y perjuicios políticos, económicos y hasta compromisos de familia que marcaron a candidatos y candidatas por esta modificación.

Ahora, se están teniendo dos tipos de campaña: las que están cumpliendo las damitas beneficiadas por este decisión – con todo y que para algunas de ellas si ha resultado todo esto una novedad – ; y las campañas  que realizan en favor de estas – esposas o hermanas de los candidatos “removidos” – cuyos efectos que vayan a tener en la urna hasta ahora se desconocen.

La participación femenina en la contienda electoral obligó a cumplir este cincuenta/cincuenta, no necesariamente habrá de resultar un porcentaje similar en la conformación de las administraciones municipales como tampoco  en la integración del Congreso.

Por supuesto que aumentará la presencia de la mujer, pero no necesariamente deberá integrar mitad y mitad de hombres con mujeres, la conformación de la LVIII legislatura queretano.

Igualmente, no se deberá tener nueve mujeres alcaldesas y otro tanto número de alcaldes varones. Esto es incierto en su comparación final. Será la urna la que defina este porcentaje, en relación de voto emitido.

El segundo tipo de campaña se está dando de manera novedosa, porque la generalidad de las damitas postuladas, si bien se atienen al consejo de su pareja, ellas mismas son ahora las responsables no solo de sus discursos – en los que se esmeran, en la invitación que hacen a sus paisanos a expresarse, en las redes de mujeres que políticamente se están formando – sino también en la forma diferente de hacer campaña, con el toque personal de la mujer, en un lenguaje más frontal y también – hay que decirlo –  más auténtico.

Por todo esto este proceso electoral del 2015, se le puede llamar con toda propiedad, el Proceso Electoral de la Mujer.

Y no hay reversa.

Andrés González

Periodista de toda la vida, egresado de la escuela Carlos Septién García, catedrático en la Universidad de Guanajuato, analista político en radio y prensa escrita, además de Premio Estatal de Periodismo en el 2000.


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