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Exagerada reacción por discriminación. ¿Habrá justicia discriminatoria?

Por Héctor Parra - 16/09/2014

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

Virulenta reacción en contra de la persona que osó escribir en su cuenta de twitter una palabra de discriminación en contra de un futbolista del […]

 Exagerada reacción por discriminación. ¿Habrá justicia discriminatoria?

Virulenta reacción en contra de la persona que osó escribir en su cuenta de twitter una palabra de discriminación en contra de un futbolista del equipo de los Gallos Blancos, al llamarlo simio. Nunca imaginó la trascendencia de su enojo y todo por que tarda mucho en llegar a su casa cuando hay partidos de futbol. 

Veamos el periplo de la discriminación. Si bien es cierto que Carlos Treviño profirió una palabra discriminatoria en contra de una persona de color, aquel nunca dijo a quién se refería, sin embargo el mensaje no dejó duda alguna a quién lanzó la palabra discriminatoria por razón de color de piel. Eso en sí mismo ya es malo.

En México por tradición somos muy dados a la discriminación y se profieren infinidad de calificativos para ello: “chaparro, gordo, indio, tuerto, calvo, prieto, negro, indígena, macuarrada, chalán, perro, flaco, jodido, perrada, pobretón, burócrata, cojo, gorrón, pueblerino, feo, sirvienta, gata, etcétera. Es algo tan “natural” que forma parte de una “cultura”.

Sin embargo, ante tal “cultura” discriminatoria y a fin de erradicarla, en tiempos de Vicente Fox se reformó la Constitución en el artículo primero, de ahí surge la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, decretada el 11 de junio del 2003; dio origen al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación. A través de dicho sustento legal el Estado se compromete a proteger a todas las personas de cualquier acto de discriminación. El origen de esta ley se remonta al movimiento antidiscriminatorio y a favor de la igualdad que se formó en 2001. Después vendrían complementos hasta convertir en delito la discriminación y ni así se ha logrado cambiar la “cultura”.

Después de lo sucedido por el twitter y haber “atacado” directamente a la afición futbolera, el asunto adquirió dimensiones insospechadas, trascendió al nivel mundial la palabra discriminatoria. De paso se han tergiversado hechos, que si es diputado el ofensor, que si actualmente es Secretario de un gobierno panista, que el agresor es un prominente panista. Ahora resulta más importante la afiliación a un partido político y no la ofensa. Y es que por medio de las redes sociales se ofende, se agrede, se vitupera, se discrimina y nada pasa. El asunto se agrava por la importancia de la persona a quien –no se dijo nombre- se ofendió.

Ahora no se sabe que sucederá. El discriminador pidió disculpas, ha solicitado que se le perdone públicamente ¿Qué harán las autoridades locales y federales? ¿Qué acciones tomará el susodicho ofendido? Ahora todo es una incógnita sobre las consecuencias que tendrá el asunto. Y es que, de proceder la aplicación de una pena, se podrán venir miles de sanciones, tomando en consideración que por medio de las redes sociales frecuentemente se discrimina personas sin consecuencia alguna. No es sencilla la solución. Si se castiga a uno se tendrá que imponer la misma pena a todos y vaya que son muchos ¿Acaso la justicia será discriminatoria también?

Héctor Parra


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