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¿Aguaceros son lluvias atípicas? Nuevo lenguaje

Por Héctor Parra - 22/08/2014

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

¿Es atípico que la naturaleza nos regales más agua de aquella a la que nos acostumbró por unos años? ¡No! Lo atípico es que desconozcamos […]

 ¿Aguaceros son lluvias atípicas? Nuevo lenguaje

¿Es atípico que la naturaleza nos regales más agua de aquella a la que nos acostumbró por unos años? ¡No! Lo atípico es que desconozcamos a la naturaleza, la cual responde a todos los estímulos. No olvidemos: ¡La tierra vive! 

Quienes saben de los trastornos que el ser humano ha causado con el paso del tiempo a nuestro entorno loca, nacional y mundial, también saben que hoy día las cuatro estaciones del año no son como hace 20, 40, 60 o más años. En invierno hace calor y llueve, en tiempos de calor hace frío. El calentamiento global ha generado muchos cambios en la naturaleza a consecuencia de la conducta criminal e irresponsable del ser humano. 

Donde antes había bosques o tierras fértiles en las que se acostumbraba sembrar, ahora son manchas de concreto, casas habitación, edificios, carreteras; las costas, antes fértiles generadoras de toda clase de plantas, palmeras, con una rica biodiversidad se llenaron de hoteles y grandes fraccionamientos ¿Qué esperábamos a cambio? ¿Qué la naturaleza continuara igual que hace años? Por supuesto que no, eso sin contar con los depredadores de la Edad Media y demás que arrasaron con bosques completos.

La naturaleza responde, que no se defiende. La raza humana está para defenderla, sin embargo es depredadora e irresponsable, conscientemente ha deteriorado su propio entorno en detrimento propio. Es humano ominosamente individualista.

Ya como sociedad humana supuestamente organizada, por medio de los gobiernos debiera procurar el bien de los gobernados; así como procurar no perturbar el ecosistema que nos domina y protege. Sin embargo, ambas partes olvidan su responsabilidad y cuando la misma naturaleza actúa, simplemente responde a cualquier fenómeno que la motiva. 

De tal suerte que los excesos de agua pluvial no son realmente atípicos, simplemente son “aguaceros”. Ahora que, la sociedad pensante y organizada debe prever estos cambios y construir infraestructura hidráulica necesaria y apropiada; esa misma sociedad debe ser solidaria consigo misma; pero no, además de desorganizada sigue siendo altamente irresponsable, obstruye y deteriora las pocas y mal hechas obras hidráulicas que no responden a los fuertes “aguaceros”. 

En el caso de Querétaro no debiera extrañar que algunas partes de la ciudad se inunden, porque siempre ha sucedido en tiempos de lluvia. El problema se agudiza cuando los campos se convirtieron en colonias, calles, avenidas y empresas que ahora se inundan; pueblos como Santa María Magdalena reciben más agua que rápidamente se traslada de las colonias al pueblo. El Río Querétaro sigue teniendo el mismo cauce y única salida; y la cantidad de agua aumentó considerablemente. El problema es la misma sociedad –humanidad- en su conjunto, unos con más y otros con menos, pero todos tienen un grado de responsabilidad en los casos del deterioro ambiental.

Y cuando el asunto de las “lluvias atípicas” se traslada al ámbito político, el problema y sus consecuencias son imputados a quienes en su momento gobiernan, como si estos fuesen los culpables del cambio climático hasta los “aguaceros” que la naturaleza envía de manera natural. El problema y la solución somos todos y en tanto no entendamos que juntos podemos atenuar o incluso resolver la problemática, el problema seguirá agudizándose; el fondo no son las “lluvias atípicas” que en unos días se retirarán; la problemática es a diario y a diario debemos de actuar en bien de nuestro entorno. Después vendrá el calor, las sequías, los fríos ¿A quién culparán para entonces?

Héctor Parra


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